A pesar de que su paso seguro parecía poder alargarse en el tiempo, el conjunto hispalense encara, tras ser eliminado de la Champions League, dos meses en los que recuperar la confianza y las buenas sensaciones en LaLiga

Para el Sevilla, bajar del barco de la Champions League ha sido un duro golpe que no hace sino mostrar que, más allá de sus figuras, hay matices que retocar en el día a día del equipo. Trabajo por delante de Julen Lopetegui, que este sábado visita el José Zorrilla para tratar de llevarse puntos de vuelta a la ciudad hispalense.
Este Sevilla se parece mucho al de la pasada campaña, aunque tiene varios cambios clave que se tienen que tener en cuenta para conocer en profundidad al que será el rival del Real Valladolid este mismo sábado. El conjunto de Julen Lopetegui ha tenido bajas fundamentales que han cambiado parcialmente la forma de jugar o, como poco, la forma de situarse del Sevilla en el campo, pero ha incorporado figuras capaces de asentar la idea de juego y los resultados con el tiempo.
Podemos caer en el error de creer que Lopetegui forma un 1-4-2-3-1, por el dibujo que suele tener al inicio del partido, formando con dos mediocentros y una línea de tres formada por los dos extremos y por un mediapunta. Lo cierto es que, desde el pitido inicial, ese dibujo se desordena mucho y empieza a parecerse más a una idea más habitual del cuadro andaluz.
Con gusto por contemporizar poco con el balón en zonas intermedias, el Sevilla se caracteriza por un juego de presión alta intenso, que alterna con una vigilancia constante al poseedor, pudiendo pasar de manera rápida de un bloque medio a un bloque alto para tratar de hacerse con el balón en zona de finalización. Esa capacidad para moverse de manera rápida y en bloque por el campo es una de las grandes cualidades de un Sevilla más resolutivo que estético, que bebe de un entrenador que busca, a través de roles muy marcados, huir del caos y tratar de ajustar bien las habilidades de quienes forman en el equipo.
Uno de los puntos más importantes, partiendo desde la portería de Bounou, es cómo se coloca la defensa. La línea de cuatro es ciertamente asimétrica, con un Acuña más conservador, que parte desde la izquierda, profundo en el pase y no tanto posicionalmente, buscando ser importante en transición defensiva, apoyando a Diego Carlos, que es quien tiende a quedarse guardando el sitio. Esa zona izquierda de la defensa desentona con una zona diestra que, a lomos de Jesús Navas, parece animarse a formar unos metros por delante, apoyando el juego interior de Suso en el extremo y, sobre todo, con la incorporación de Koundé a menudo en zonas y labores más propias de un interior.
Ese apoyo da diversas soluciones a un Sevilla que tiende a tomarse su tiempo a la hora de salir jugando, tratando de incluir en esa primera línea a Fernando, pero que busca el vértigo en el escalón siguiente, tratando de no guardarse el balón más tiempo del necesario. Ese matiz hace ver el cambio que ha provocado la salida de Banega, que era quien lideraba esa construcción desde el sosiego y no tanto desde la progresión, como sí tiende a hacer Joan Jordán, un centrocampista que mejora las prestaciones ofensivas del exjugador argentino, pero que puede verse agobiado por la necesidad de atar su juego a una zona intermedia.
Foto: SofaScore
En esa idea, es comprensible que el centro del campo del Sevilla evolucione, sobre todo dependiendo de las piezas utilizadas. Si bien ‘Papu’ Gómez ya ha empezado a tener minutos como enganche, más libre por detrás de En-Nesyri, lo habitual es que Lopetegui le pida partir desde la banda izquierda, permitiéndole interiorizar para entrar en juego en zonas más centradas, pero restándole esa capacidad de tener mucha gente por delante, que es lo que, probablemente, saca lo mejor del exjugador de la Dea.
La entrada de Rakitic como recurso o de inicio cambia radicalmente el uso del ‘Papu’, cuyo impacto no está siendo, por el momento, el esperado. El contexto quizá no favorece al argentino por la rigidez de los roles marcados por Lopetegui y que rompen con la rutina a la que estaba acostumbrado a las órdenes de Gasperini.
Llegando a esa parte ofensiva del equipo, cabe destacar dos piezas fundamentales en el juego del Sevilla, que saben adaptarse a la realidad de sus carriles exteriores: Suso y Ocampos.
En el caso del español, su mejora en la banda diestra del Sevilla es evidente y suma muchísimo en esa tendencia a ser más un mediapunta desde la derecha que un extremo al uso, dejando sitio a Navas, que suele ser quien pise cal en jugadas ofensivas, buscando, generalmente, buscar el centro con muchos efectivos esperando remate en el área o rechace en la frontal. Por su parte, el argentino Ocampos, algo más perdido en la banda izquierda, trata de cubrir un espacio menos aprovechado por Acuña de lo que era aprovechado por Reguilón, siendo un extremo más marcado cuando parte desde esa banda, dando amplitud y peligro desde la izquierda.
Otra de las figuras clave de este Sevilla es precisamente el marroquí En-Nesyri, un punto clave de cara al gol que mejora las prestaciones de De Jong a pesar de su falta de regularidad en ocasiones pero que, cuando encuentra inspiración, es casi imposible de parar. Mucho más móvil que el neerlandés, su rol cobra importancia al ser un seguro jugando de espaldas y siendo una opción de pase para los centrocampistas y los extremos de cara a colaborar en la elaboración.
Con la baja segura de Aleix Vidal y la duda, aún, de si el técnico vasco podrá contar con Ocampos y Fernando, el Sevilla puede reemplazar al argentino con el ‘Papu’, Munir u Óscar Rodríguez en banda zurda para dejar el sitio a Rakitic o a Óliver Torres en el centro del campo, así como puede suplir al brasileño con Gudelj, que ya formó ante el Elche y que podría repetir en el José Zorrilla. En el resto de las posiciones y fuera ya de otras competiciones que sumen minutos, parece claro que Lopetegui apostará a lo seguro, con el once más ambicioso posible, salvo sorpresa o baja de última hora.
Muchos nombres, recursos y piezas clave que hacen del Sevilla, a pesar de su caída ante el Borussia Dortmund, un rival difícil de encarar en una liga que se ha convertido en el aliciente principal de cara a la temporada de los de Lopetegui. Para el Valladolid, una oportunidad de oro de seguir despegándose del descenso y, para el Sevilla, un paso más para asegurarse los objetivos de cara a la próxima temporada.