Contracrónica del Osasuna 1-1 Real Valladolid
Un reparto de puntos sin goles en El Sadar devuelve al Real Valladolid al camino de las dudas. Después de la ambición ofensiva que el equipo mostró en la jornada anterior frente al Getafe, se esperaba prolongar ese plan de ataque que parecía haber adquirido el conjunto blanquivioleta frente al cuadro azulón. No obstante, en la primera mitad ante Osasuna no quedaba ni la sombra del peligro que generó en el último partido. En la segunda mitad se mejoró en torno al minuto 60 e incluso hubo opciones claras de adelantarse mediante Roque Mesa, Orellana y Weissman. Con todo, ni los locales ni los de Sergio González lograron ver puerta a lo largo de los 90 minutos y todo quedó en un empate que no debería dejar satisfecha a ninguna de las dos escuadras debido a sus respectivas situaciones, pero con menos motivos aún para el Pucela, porque ha estado más cerca de la victoria con tan solo un lapso bueno en el segundo acto y, también, porque posee un calendario muy complicado de aquí a final de temporada mientras se encuentra al filo del descenso.
El Yamiq y Janko aportan seguridad. El defensor marroquí parece haberse asentado en la zaga blanquivioleta y se ha convertido en todo un seguro defensivo. Ha mostrado solidez y contundencia tanto frente a Osasuna como ante el Getafe y ha hecho ver a los aficionados que mientras esté a un buen nivel la eficiencia defensiva de la zaga es mayor. Janko, por su parte, ha vuelto de la lesión y ha demostrado que también aporta seguridad defensiva, pero, además a eso le suma un plus ofensivo con continuos desdobles y mucha llegada a línea de fondo para culminar las jugadas con centros al área.
El empuje es efímero. Los de Sergio González salieron sin esa hoja de ruta que tuvo el Pucela con balón frente al Getafe. Volvieron a la rutina que acostumbramos ver esta temporada, sin ideas claras en ataque y sin lograr atravesar la zaga rival. Apenas le llegaron balones a Weissman en la primera mitad, y mucho menos balones que el israelí pudiese aprovechar. Sin embargo, a raíz del minuto 60, el equipo parecía otro ofensivamente y fue cuando el Valladolid generó ocasiones lo suficientemente claras como para merecer ir por delante, pero el desacierto blanquivioleta y algo de mala fortuna provocó que no se abriese el marcador a favor de los visitantes. Asimismo, estas arremetidas fueron caducas y al final del encuentro todo apuntaba a que se finalizaría el partido sin goles, ya que se volvió a bajar una marcha y, aunque tuvo la posesión, no mostró mucha ambición para volcarse y lograr los tres puntos.
Los cambios llegan tarde y mal. Sergio González se hizo de rogar una vez más a la hora de realizar las sustituciones. Movió filas por primera vez en el minuto 80, pese a que El Yamiq llevaba ya un tramo del partido lesionado. Fue un doble cambio y ninguno de ellos fue el central marroquí. Sacó a Kodro y a Míchel por Weissman y Roque Mesa. Cinco minutos más forzó a El Yamiq antes de sustituirlo por Bruno. Por último, ya en el descuento, dio entrada a Luis Pérez por Óscar Plano, que se retiró también tocado. Los cambios no aportaron demasiado, ya sea porque no fueron acertados o, más bien, porque apenas tuvieron tiempo para tener un impacto notable en el partido. Además, Sergio González decidió una vez más no optar por jugadores como Jota, Kike Pérez o Toni Villa, de un perfil más ofensivo, para ir a por el triunfo.