El entrenador palentino, con pasado en el fútbol vallisoletano, dirige a un CD Mirandés B enrachado en su grupo de Tercera
El CD Mirandés B rompió la pasada semana la racha inmaculada que llevaba la Gimnástica Segoviana, que no había perdido en los dieciocho primeros partidos del subgrupo B de la Tercera castellano y Leonesa. Lo hizo con un técnico con pasado vallisoletano al frente, Jonathan Prado, que valoró en #HacemosCantera en Radio Marca dicho encuentro: «Era un partido que teníamos marcado desde la ida, al que fuimos con doce jugadores tras estar parados catorce días por COVID y encajamos un 6-1. Fue un partido de diez, trabajamos y planteamos bien. Defensivamente hicimos un desgaste descomunal y ofensivamente tuvimos una buena lectura de partido».
Esto ha puesto al filial mirandesista en disposición de pelear por los puestos altos de su grupo, aunque Prado incide en que su objetivo es «evitar el grupo que jugaría por el descenso», que tienen a día de hoy a solo un punto. No obstante, «viendo la trayectoria» que llevan –han sumado diecisiete de los últimos veintiún puntos–, quieren «ser ambiciosos y no renunciar a nada», aunque siempre pensando en que lo primero es ganar este sábado al Almazán. «Si somos capaces de alejarlos a cuatro puntos más el golaveraje, podríamos plantearnos mirar a la segunda o la tercera plaza», considera el técnico palentino.
Con ese objetivo de que el filial fuera más desahogado que en temporadas anteriores recaló Prado el pasado verano en el Mirandés. «La dirección deportiva y la secretaría técnica querían hacer un equipo competitivo. Creo que se ha acertado en la mayoría de jugadores, aunque hemos tenido que cambiar alguna cosa en el mercado invernal. Estamos donde el club quería. Competimos para salvar la categoría y estar cerca de los tres primeros indica que ese trabajo se está llevando a cabo y que podemos dar un pasito a mayores», narra.
Mirando al pasado, el técnico, que ascendió a la UD Sur a División de Honor y la mantuvo un año en la categoría antes de firmar por el Real Valladolid para llevar al Juvenil B, recuerda estas etapas como «diferentes», que le dejaron «muy contento». «Los cuatro años en la Sur fueron el culmen en la categoría juvenil. Para mí fue un paso muy importante como entrenador. Luego, trabajar en una estructura como el Real Valladolid, a nivel personal, de formación y, la cercanía especialmente con Cata, me vino muy, muy bien para estar donde estoy ahora mismo», explica.
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