El Real Valladolid Promesas encara la recta final de la primera fase con tres partidos en los que el mínimo fallo puede echar todo por la borda

Durante muchos años, es posible que hayan sido incontables las veces que han oído, de una manera o de otra, que lo importante no es ser el más rápido en la carrera, sino ser el mejor en el sprint final. Una frase que debería convertirse, si no lo es ya, en el lema del Real Valladolid Promesas.
Tres partidos y una sola plaza. Esta es la situación que se le presenta a los pucelanos para el final de esta primera fase. Con el líder del grupo ya casi decidido, y con la segunda plaza, a priori, también. El equipo de Javier Baraja afronta el último tramo de esta primera carrera con dos fechas claves, donde el filial está obligado a ganar.
Es cierto que no ha sido el inicio del año esperado para el equipo vallisoletano. Tras un mes y medio parado, el Promesas retomó los partidos ante el Langreo el veintitrés de enero. Desde entonces ha disputado siete partidos, de los cuales solo ha ganado en dos ocasiones. Tres empates y dos derrotas han hecho que el filial se complique la vida innecesariamente, entrando de lleno en la pugna por el tercer puesto.
El pasado, pasado es. Pero sin duda pesa, y más de uno lamentara la oportunidad perdida de haber sumado puntos, que finalmente acabaron en la nada. Pero ahora solo queda centrarse en lo que viene, que no es poca cosa. Tres partidos claves, dos de ellos ante rivales directos por esa plaza que garantiza el paso a la siguiente fase estando arriba.
El primero de estos ante el Lealtad. El equipo asturiano, quinto en la clasificación tras empatar a uno ante el Numancia en el partido que tenía pendiente, se sitúa a cuatro puntos del Promesas. Los maliayos ya saben lo que es ganar al filial esta temporada, y es que han sido el único equipo en vencer en Los Anexos en más de un año y medio.
Los de José Clemente, sin embargo, no poseen el mejor calendario posible. Y es que, tras el empate cosechado en casa la última jornada, deberán medirse ante los de Baraja, jugarán contra el Burgos, líder del grupo, y el Langreo, cuarto en la tabla.
A continuación, el Promesas recibirá al Oviedo Vetusta en Los Anexos. El conjunto asturiano se encuentra en una situación muy similar al Lealtad, aunque con un calendario más asequible. Séptimo con 18 puntos, los de Emilio Cañedo aún deben medirse al Numancia, Sporting de Gijón B, el Promesas y el Burgos.
Por último, el filial blanquivioleta se medirá en la última jornada de esta fase al Sporting de Gijón B. Los rojiblancos actualmente ocupan la penúltima plaza del grupo, y salvo un final de fase impecable, el equipo de Sergio Sánchez llegaría a la última jornada sin opciones de luchar por los puestos altos, pero con la posibilidad de quedar entre las posiciones que garanticen ascender a la Primera División de la Real Federación Español de Fútbol.
Si las cuentas van por buen camino para el Promesas, lo que supone ganar los dos partidos previos, el filial llegaría a esta última jornada con la necesidad imperiosa de vencer al Sporting B. Una victoria que sellaría su clasificación a la siguiente fase para el ascenso a la Segunda División.
En esta pugna por este tercer puesto se encuentra también otro equipo asturiano, el Marino de Luanco. Los pupilos de José Manuel Menéndez tienen uno de los calendarios más asequibles de entre todos los candidatos. Recibirán en casa al colista y penúltimo de la tabla, Covadonga y Sporting B, para acabar midiéndose a una Cultural Leonesa que, para la última jornada, ya podría estar clasificada para la siguiente fase.
Es por eso que el papel de los muchachos de Javier Baraja es el más sencillo y, a la vez, el más complicado de representar en este acto final. Terceros, y con dos puntos de ventaja sobre su competidor más cercano, no dependen de cálculos matemáticos para lograr la clasificación. Todo recae en sus hombros y en su actuación en el campo.
Con el Langreo al acecho
La mínima muestra de flaqueza sin duda sería aprovechada por el Langreo. Los muchachos de Ángel Rodríguez son cuartos en la clasificación, a dos puntos del Promesas y con un calendario muy parecido a los pucelanos. Con tres partidos aún por jugar, los asturianos deberán medirse a la Cultural Leonesa, Numancia y Lealtad.
Son tres partidos que deben ganar si quiere alcanzar al Promesas. Sin embargo, el factor negativo de la situación del Langreo es el no depender completamente de sí mismo, y es que los asturianos están en manos de que los pucelanos pierdan puntos en algún partido.
Es por ese motivo por el cual no hay lugar para el mínimo error. La fórmula es sencilla, ganar los tres partidos supone clasificarse a la siguiente ronda, pero regalar puntos puede resultar en echar por la borda todo el trabajo completado durante la temporada. Está en manos de los muchachos de Javier Baraja, ahora solo falta saltar al campo.