Ha pasado de ser indiscutible para Mendilibar en el ascenso de los récords de 2007 a acompañar al técnico vasco en el banquillo del Eibar
Si hay una generación que es muy recordada en la historia reciente del Real Valladolid es aquella que en 2007 batió todos los récords de puntos en Segunda División. Ese año se consiguió el tan ansiado ascenso de la mano de José Luis Mendilibar, a quien trece años después de la gesta se le añora en la ciudad castellana.
Entre los integrantes de esa plantilla se econtraba un veterano futbolista como Iñaki Bea, que llegó en verano de 2006 con veintiocho años tras asentarse en Segunda con el Lorca Deportiva. A su llegada seguro que no sabía que ese mismo año se iba a conseguir lo que se consiguió. Realmente fue una generación que cayó de pie en Pucela, alguno de sus protagonistas, con motivo del décimo aniversario del ascenso, comentaban a Arturo Posada para El Norte de Castilla que la remontada ante el Poli Ejido les hizo realmente creer en que podían ascender y que nadie les iba a ganar. A falta de ocho jornadas para el final, los goles de Víctor y Manchev en Tenerife confirmaron el retorno del Real Valladolid a Primera.
El centro de la defensa estuvo comandada por García Calvo y el protagonista de hoy, Iñaki Bea. Era inamovible, el central vasco acumuló 35 titularidades y tres goles para cerrar un año mágico y que será inolvidable para todos los vallisoletanos. Ya en la máxima categoría, Iñaki pasó a un segundo plano. El primer año tan solo disputó siete partidos, y en la siguiente temporada, aunque recuperó un poco el protagonismo llegando a jugar en diecisiete ocasiones, provocó que la etapa del defensor en Valladolid llegase a su fin.
En el verano de 2009 se marchó al Real Murcia, donde tan solo estuvo una campaña. Al siguiente año hizo las maletas para aterrizar en Austria, donde se enfundó la camiseta del FC Wacker durante dos temporadas. Una vez finalizados sus servicios allí, se marchó a Alemania, concretamente al SV Pforzheim. Allí solo estuvo dos meses para finalmente retirarse como futbolista profesional.
A pesar de ello, Iñaki nunca se separó del mundo del fútbol. Se convirtió en ojeador, y fue quien descubrió a Patrick Ebert, que poco tiempo después fichó por el Real Valladolid. En 2014, el exjugador blanquivioleta volvió a unir su camino con su mentor, José Luis Mendilibar, que le llamó para formar parte del cuerpo técnico del Eibar. Desde entonces se ha convertido en la mano derecha del extécnico pucelano y asume roles de segundo entrenador del club vasco.