Un Real Valladolid muy serio inicia 2021 con victoria ante un pobre Getafe al que pudo ganar con más claridad

El Real Valladolid comienza 2021 de la mejor manera posible, con un soplo de aire en forma de tres puntos ante un rival cada vez más directo como es el Getafe, que continúa negado y desnaturalizado después de cuajar otro mal partido ante los blanquivioletas, que, por el contrario, estuvieron muy serios y pudieron vencer con más claridad, puesto que las únicas ocasiones claras fueron suyas mientras mantuvieron la seriedad atrás.
Hubo más presión que tensión en la primera media hora, con más tráfico que la M-30 en hora punta o que el pasillo del hogar del Mercadona cuando se decretó hace nueve meses el estado de alarma. Esa congestión en zonas interiores la intentó combatir el Pucela saliendo más directo en alguna que otra ocasión (como la que propiciaría el gol), principalmente por medio de un Kike Pérez muy profundo, como intentó serlo Roque Mesa, que dispuso de una oportunidad para hacer el primero y que fue faro y guía.
Cuando estos dos combinaron, bien entre ellos o con Toni Villa o con Jota cuando venían al centro, el equipo mejoraba sin cometer riesgos y sin que diera tiempo a cometerlos, puesto que los azulones, sin estar muy duchos, sí que intentaron exponer sus artes sin balón, embarrando la posesión. Lo hizo Djené más que ningún otro, mientras en el frente ofensivo Mata no pudo cazar el solitario envío que le llovió y Cucurella disparó flojo en la única indecisión de los blanquivioletas atrás.
En medio del excesivo respeto, de la calma y lo anodino, en una jugada en la que todos caminaban, de repente Nacho proyectó a Kike Pérez, que se había acostado en la izquierda, con un pase ‘fácil’ que cogió a la defensa dormida, permitiendo que recepcionara solo y que pudiera servir un centro sin amenaza, que le llegó a Weissman para hacer el cero a uno de primeras, sin grandes adornos. El gol, como funcionarial, fue celebrado de nuevo a lo canalla, con los brazos abiertos y un «qué pasa» frente a la cámara.
La respuesta futbolística es que no pasó nada más. No en los minutos restantes de un primer periodo serio por parte del Real Valladolid, al que su rival no volvió a amenazar más que en un tímido acercamiento de Nyom (tan tímido y desaparecido que fue sustituido al descanso por Portillo). No en vano, los visitantes ganaron en duelos, en los balones aéreos, robaron más balones… se impusieron, en fin, al Getafe en lo suyo, además, ofreciendo más juego, aunque sin grandes alardes.
Los de Bordalás dieron un primer estirón personalizado en Portillo, aunque no duró. Al contrario; recobró el mando el Pucela y tuvo el segundo, otra vez espoleado por Kike Pérez. De nuevo apareciendo por la siniestra y de nuevo al ralentí, asomó en el área y sirvió para Jota, a quien Rubén Yáñez, con un paradón, ‘robó’ el gol. Seguramente hubiera sido lo justo, y no solo lo idóneo, puesto que los únicos que parecieron tener capacidad de mando fueron el ‘ocho’ y Roque Mesa. Los azulones, ni en el lapso de tiempo que tuvieron el esférico, asustaron.
A la fuerza ahorcan, dice el dicho, y por vergüenza torera el Getafe dio un pequeñito paso adelante, de mentira, sin amenazar la portería de Masip, que tuvo una tarde agradablemente plácida. Aunque pusieron los madrileños una mijita de corazón, les faltó cabeza y, más que eso, fútbol. El único que puso al guardameta en algún aprieto fue Timor, en dos faltas, una primera que no cayó lo suficiente y una segunda concedida en segundo término por el árbitro, y que repelió abajo el propio Masip.
Por la mera inercia de la necesidad de los getafenses y de las ansias de mantener los tres puntos en su poder de los blanquivioletas, estos se acularon un poco, provocando que hubiera algún barullo que no llegó a convertirse en susto. Fueron deslabazados, y aun así, más propios de la batalla que pretende presentar siempre el conjunto azulón que de intentos de salida del Pucela, que por medio de Óscar Plano o Guardiola intentó salir dos veces de la cueva en el tiempo complementario, sin éxito.
El triunfo es el primero en el primer encuentro del año de la ‘era Sergio’ y el primero desde 2008, logrado, precisamente, en el Coliseum, y permite alcanzar los dieciocho puntos a falta de dos partidos para acabar la primera vuelta, bagaje positivo para cómo fueron las ocho primeras jornadas. Además, supone el segundo envite sin encajar de manera consecutiva, lo que será un buen punto de partida para seguir encontrar por fin la regularidad ansiada y para seguir creciendo.