El mediapunta uruguayo fue el autor del gol en la última victoria conseguida por el Real Valladolid ante el Real Madrid

A lo largo de una temporada un equipo juega decenas de partidos, centenares en varios años. Entre todos esos encuentros siempre se guardan con especial ilusión en la memoria algunos: competición europea, play-off de ascenso, los que significan una permanencia o victorias épicas ante equipos grandes o remontadas. Y es que en estos dos últimos ejemplos Canobbio es el culpable de que se recuerden dos partidos muy especiales en la historia reciente del Real Valladolid.
El uruguayo, que se enfundó la camiseta del Pucela entre 2008 y 2010, fue el protagonista de dos encuentros prácticamentes seguidos en su primera temporada. El primero de ellos fue en la jornada nueve ante el Sevilla. Los andaluces visitaban el José Zorrilla tras dos partidos sin conocer la victoria. Tal era la necesidad de los sevillanos que se llegaron a colocar en el marcador un cero a dos. Jonathan Sesma se encargaría de reducir la ventaja visitante nada más comenzar la segunda mitad.
Fue en ese momento cuando la figura de Canobbio aparecería. Seis minutos sobre el césped y dejó marcado su primer zarpazo, logrando el empate a dos. Y no contento con ello, en el minuto 63 cerró la remontada pucelana con un golazo de falta en el que nada pudo hacer Andrés Palop, portero del Sevilla por aquel entonces.
Dos jornadas después, y con el José Zorrilla como escenario de nuevo, llegaría la siguiente víctima del uruguayo, el Real Madrid. En su tercera titularidad como blanquivioleta, Canobbio fue el autor del uno a cero ante el equipo blanco, que fue totalmente incapaz de batir la portería de Asenjo en todo el partido. Su gol fue suficiente para que los pupilos de Mendilibar se llevasen los tres puntos y ser así, hasta la fecha, la última victoria del Real Valladolid ante el Real Madrid. En los doce años posteriores aún no se ha vuelto a ganar a los blancos.
Tras dos temporadas en el club vallisoletano, Fabián Canobbio abandonó el conjunto blanquivioleta para marcharse a Grecia, donde firmaría por el AE Larisa. Tras su aventura en tierras de dioses y criaturas mitológicas, puso rumbo a su país natal, donde fichó por el CA Fénix. Posteriormente se marchó al CA Progreso, club donde se formó. Por último, acabó en el Danubio, donde se retiró en 2015 tras diagnosticarle una tendinitis crónica y no ser recomendable una intervención quirúrjica. Curiosamente en 2017 fue nombrado presidente del CA Progreso, convirtiéndose así en el primer jugador profesional en convertirse presidente del club de sus amores. A día de hoy sigue ostentando ese puesto.