El centrocampista madrileño cubre muchas facetas de este Real Valladolid de Sergio González y, a raíz del parón de selecciones y un cambio de perfil, su estado de forma demuestra por qué es una pieza clave para el técnico

«El que no crea en el equipo, que se baje del barco», dijo Óscar Plano cuando el conjunto blanquivioleta parecía que estaba a punto de zozobrar. Desde la primera victoria frente al Athletic Club, el navío parece haberse estabilizado y la tripulación, con un peso liberado, comienza a izar las velas en este ‘nuevo comienzo’ del Real Valladolid para tratar de no encallar mientras ponen rumbo a su destino.
Los remeros son el motor que hace que la embarcación se mueva hacia su meta, y está claro que Óscar Plano sería uno de ellos en este Pucela si de verdad fuese un bajel. El trabajo se antoja indispensable en un equipo como el del José Zorrilla y el centrocampista madrileño es laborioso por naturaleza. Asimismo, se trata de una pieza que encaja a la perfección en el rompecabezas de Sergio González, debido a los múltiples roles a los que ha demostrado estos años que se puede adaptar dentro del terreno de juego.
Comenzó la temporada en el perfil derecho, aunque sin brillo. El Real Valladolid competitivo que acostumbrábamos ver la temporada pasada se esfumó, y con él, Óscar Plano. No obstante, tras lograr desatascarse y conseguir sus primeros tres puntos, se puede observar una mejoría en el juego de ambos, sobre todo después del parón de selecciones. Con el paso de las jornadas, Sergio movió a Plano hacia el lado izquierdo, donde está siendo más determinante y ha firmado 3 asistencias y 1 gol.
Para empezar, cabe destacar el buen posicionamiento de este futbolista, tanto para atacar como para defender, donde tiende a extenderse a lo largo del terreno de juego. Defensivamente, ayuda mucho a su lateral. En el caso de los últimos partidos, siempre ha estado atento para cubrirle las espaldas a Nacho o realizar otras ayudas por dentro. Además, la rapidez del jugador y su buena visión para colocarse le permite anticiparse a sus rivales, a lo que le suma la capacidad de poder salir después con el balón jugado.
En el ámbito ofensivo, suele partir de una posición interior, ahí se le presentan dos opciones: abrirse o jugar por dentro. Cuando decide alejarse de la banda, se asocia con los interiores o con los delanteros, sobre todo con Marcos André, que es el que más se descuelga. El tanto del brasileño ante el Granada es un claro ejemplo de este tipo de jugadas; Óscar Plano, desde dentro, la abre hacia el delantero blanquivioleta, que se había dejado caer a la izquierda, y este hizo el resto.
Si por el contrario prefiere estar más cercano a la línea de cal, al igual que Nacho en defensa recibe mucha ayuda por su parte, Plano también ha encontrado en el lateral un fiel escudero en ataque que le ofrece otra opción para asociarse y, sobre todo, le limpia rivales con sus desdobles y genera espacios para que el ’10’ los aproveche. Esta situación se pudo observar perfectamente en otro de los goles de Marcos André, en concreto el del último partido frente al Levante. Nacho adelanta a Plano, que tiene el balón en su poder y tira un desmarque de ruptura que provoca que el lateral le siga, por tanto, Óscar Plano se encuentra con mucha menos presión para poner un centro medido al corazón del área que el de São Luís aprovechó para abrir el marcador con un espléndido remate de cabeza.
Con todo, la doble cara del jugador – defensiva y ofensiva – y la variedad de opciones que puede aportar con el balón en los pies hacen que sea un futbolista muy importante en este equipo y uno de los preferidos de Sergio González. Si Óscar Plano rema, es bastante probable que el barco avance, por esa condición de currante en el campo y por las muchas facetas que cubre dentro del juego del Real Valladolid. La nave logró zarpar tras los problemas técnicos de las primeras jornadas, Plano advirtió a la gente de que no se bajara, veremos si llega a buen puerto.