Un gol de penalti de Campaña a diez minutos del final puso el empate en un marcador que abrió con un golazo el delantero brasileño del Real Valladolid
Toda la furia, toda la alegría desbocada y el júbilo que acompañó a un golazo de Marcos André se acabó disolviendo como algodón de azúcar en un vaso de agua llegado el minuto ochenta. Con el pitido arbitral, que determinó la falta dentro del área de un Joaquín que hizo todo bien, salvo meter el pie en esa acción fortuita, se derrumbaron los sueños de buena parte de la afición blanquivioleta.
En un partido que concedió protagonismo a partes iguales, y que enfrentó a dos equipos que peleaban por salir de la zona baja, el empate logrado por Campaña desde la línea de once metros aguó la fiesta al delantero brasileño del Real Valladolid. Lo que pudo ser la confirmación definitiva de un cambio de dinámica y la tercera victoria consecutiva de los pupilos de González se quedó a medio camino. Tablas y reparto de puntos.
Aun no hacía mucho frío por la capital del Pisuerga, por mucho que Paco López luciera abrigo grueso, de ese tipo nórdico, y guantes negro carbón, quizá más influido por los rumores de lo que suele ser el gélido Zorrilla que por lo que realmente marcaba el termómetro. Tampoco puede decirse que había ambiente navideño, a pesar de que las luces ya estén encendidas en la ciudad castellana y leonesa y ya se hayan anunciado las rebajas invernales en alguna que otra marquesina.
No era, sin duda, un panorama típico de lo que a veces ha sido un partido de finales de noviembre en este estadio aún huérfano de público. Lo que era, en todo caso, era un duelo de necesidades que presentaba, por un lado, a un Real Valladolid en plena escalada, tras dos victorias consecutivas, y a un Levante de capa caída que necesitaba sumar tres puntos que también se le resistieron.
Muy posiblemente, por esa relevancia no escrita, pero si entendida por los veintidós hombres presentes sobre el césped, el choque entre granotas y blanquivioletas comenzó a un gran ritmo, con varias ocasiones en escasos cinco minutos. Morales que testaba a Masip, Marcos André por partida doble (se le veía con ganas) y el cruce que tomaba la dinámica de ida y vuelta, si bien pronto los visitantes harían suyo el balón, gracias en parte a un Melero y Morales que pusieron a engrasar las tuercas de la medular y a construir su juego frente a un Pucela bastante serio. Los de Sergio, prefirieron aguardar, poniendo el peligro a través de balones largos que peleaba el brasileño y luego héroe momentáneo del partido. Sergi Guardiola, en cambio, hacía el «trabajo sucio», moviendo y molestando a la defensa valenciana.
Morales llevaba el peligro en cada internada por la banda. Y eso que el reconvertido Hervías, quien parece asentado en el lateral, manejó muy bien las ofensivas de el «Comandante». Córner tras córner, el Levante metía en apuros a un Valladolid que acusaba de un poco más de inventiva, y que lo haría todo el encuentro, puesto que la técnica del patadón y el balón a la espalda fue la más utilizada por los de Sergio. Aunque poco lustrosa, la estrategia planteada por los pucelanos sí fue efectiva y prueba de ello fue el remate de Sergi Guardiola a un buen centro del mencionado Hervías llegado el minuto veintiséis. Remate que atajó el joven guardameta Cárdenas, que nada podría hacer en el tanto encajado por su equipo. Ni él ni el más avezados de los porteros.
El Pucela, por su parte, renegaba de una pelota que pretendía manejar Orellana, sin éxito, y desdibujado durante todo el enfrentamiento, así como un Rubén Alcaraz que acabaría perdonando ya en la segunda mitad una de las ocasiones más claras y que acabaría pesando sobremanera sobre la conciencia del futbolista. Antes del intervalo, el propio Alcaraz mandaría a las nubes una de esas faltas que él acostumbra a vestir de golazos. Hace mucho que no se canta uno así por la meseta. Será por falta de suerte, aunque ya se vio que el barcelonés no tenía la puntería afinada.
Sin cambios en el descanso, el Real Valladolid quiso dar un paso adelante a la vuelta de los vestuarios. Óscar Plano, que aprovechaba su velocidad, intentaba hacer daño a la contra, más el duelo parecía no tener dueño. Y pronto se impondría un juego bronco, poco entrelazado donde se hacía imposible encadenar tres pases seguidos. Al ariete del Pucela, no obstante, le iba a bastar un centro bien puesto a su cabeza, autoría del citado Plano, para marcar un fantástico gol que de no ser por lo que ocurriría en los minutos finales le habría consagrado como la gran estrella del duelo. El cambio de tornas parece estar más cerca si la melodía del fútbol la toca Marcos André, quien ya firma tres tantos en las últimas tres jornadas; con la zurda, con la diestra y ahora mediante un fabuloso testarazo. Ajustado al palo, en plancha, con beso a la cámara y guiño incluido.
La fiesta iniciada por el brasileño, empero, se vería truncada por un final de partido que confirmó dos males a los que el vestuario ha de poner remedio. En primer lugar, que al Real Valladolid le cuesta horrores controlar los partidos, inclusive cuando va por encima del marcador, y más aún cuando el tanque de la gasolina parece vaciarse. En segundo lugar, que los fallos en defensa siguen siendo el gran debe de este conjunto, que le hace conceder un gran número de puntos y, por consiguiente, ceder posiciones en la tabla. Prueba de lo primero fue el error clamoroso en el uno contra a uno a Rubén Alcaraz, calcado al que tuvo Guardiola la pasada jornada, y que acabó desperdiciando lo que para otros sería un gol cantado. Los fallos en defensa, en cambio, se materializaron esta vez en un penalti cometido por Joaquín, quien trabó claramente a un Dani Gómez que fue más listo que su defensor.
Desde la línea de once, Campaña convertía la pena máxima de manera extraordinaria y amargaba la noche a un Pucela que tendría una más, obra de una media vaselina de Jota que no tomó la altura necesaria. Empate en cierto modo justo en el marcador y sensación de que los locales pudieron llevarse el triunfo de haber sido más inteligentes. Visto el panorama, a buen seguro que a ninguno de los contendientes satisfizo el resultado.