Desde el año 2000 no se ha vuelto a ganar al Real Madrid como visitante en Liga. Las varias bajas vuelven a condicionar el planteamiento del Real Valladolid, que siempre compite como visitante

Los chicos de Sergio González nos han acostumbrado a actuaciones que, de unos años a esta parte, en su día nos parecían inverosímiles. Puntuar y ganar en campos de renombre en Primera División, hace no tanto, era una quimera. Y no es que solo haya un precedente, sino que a lo largo de las dos temporadas pasadas, hay varios ejemplos de ello. El Real Valladolid consiguió obtener una victoria en San Sebastián o en La Cerámica y puntuar en Mestalla, San Mamés o incluso en el Santiago Bernabéu. Esas son algunas de las recientes visitas lustrosas de las que se vienen a la cabeza.
Pues bien, uno de los mayores retos se presenta en esta jornada cuarta de la Liga Santander. Si los blanquivioletas quieren conseguir su primera victoria en la competición doméstica deberán hacerlo ante todo un Real Madrid. Desde hace nada menos que veinte años el Pucela no logra ganar a los blancos como visitante. La última ocasión se logró con un gol de Víctor en un diecinueve de mayo del 2000 con el marcador de cero a uno. En aquel encuentro jugaron varios ilustres de la historia pucelana, además del propio Víctor: Eusebio Sacristán, Torres Gómez o Marcos fueron algunos de los jugadores que entonces salieron vencedores.
Aquel partido se disputó en el Bernabéu, este será en el Alfredo Di Stéfano. Tampoco es que cambie mucho el panorama de uno a otro si están vacíos, porque en esta temporada tan atípica, los estadios no juegan. Porque un campo sin afición no es nada. Sea cual sea su nombre o historia.
A tres precedentes se puede agarrar el equipo vallisoletano. O lo que es lo mismo, a las tres ocasiones en las que ya ganó en el Di Stéfano, aunque lo hizo ante filial del Real Madrid. La última en 2007, por uno a tres. El Pucela es un equipo peligroso como visitante y bien lo sabe Zidane, que pidió a los suyos en rueda de prensa jugar «con determinación», porque el Real Valladolid es «un rival complicado, que molesta».
Un once con lo justo
Otra de las virtudes del conjunto vallisoletano es que cambian los cromos pero no cómo se desempeña el grupo. Una vez más puede haber sorpresas en el once. Las lesiones, unido al poco tiempo de recuperación al ser partido entre semana, va a permitir que Sergio trate de dosificar esfuerzos. «Nos gusta utilizar a todos los futbolistas aunque hay alguno que está al límite», reconoció el técnico en la rueda de prensa previa al partido.
A la ausencia de Masip, apartado aún por el COVID-19, más la lesión de larga duración de Kiko Olivas –y las ya sabidas de Moyano, Joaquín y Alcaraz–, hay que sumar la posible baja de Luis Pérez en el lateral derecho por unas molestias sufridas ante el Celta de Vigo. Esto abre la puerta de la titularidad al exmerengue Sergio López, del filial, o a reubicar a Hervías de lateral. La novedad será El Yamiq, que se estrena en una convocatoria. También el israelí Weissman estará disponible para tratar de romper veinte años de maleficio.