La nueva guardameta naranja, que procede del Alhóndiga de Primera Nacional, reconoce su afán de incorporarse al equipo para seguir aprendiendo rodeada de un gran cuerpo técnico y de futbolistas que le ayudarán a seguir progresando

No es tarea fácil derribar un muro. La guardameta Yani Díaz-Flores, sexta incorporación del CD Parquesol Patatas Meléndez, es aquel muro que por más que trates de empujar no se derrumba de manera sencilla. Pese a que un neumotórax le mantuvo alejado de los terrenos de juegos durante un tiempo, la arquera volvió con más fuerza y ganas que nunca a la portería. De hecho, esa fuerza mental y física hizo que, con su ahora exequipo, la Alhóndiga, dejara la portería a cero en seis ocasiones tan solo encajó ocho goles, un registro de mucho mérito. El amor hacia los tres palos de la portería va más allá y a sus veinte años posee el Nivel I de entrenadora y formación específica de porteras, además de haber entrenado a niños en categorías inferiores. Yani llega al José Luis Saso con ambición y con el objetivo de seguir creciendo y aprendiendo, por lo que su confianza en el cuerpo técnico y las jugadoras es clave para lograr su reto.
¿Qué te llevo a aceptar la propuesta del CD Parquesol?
El CD Parquesol es un equipo en categoría superior y ya no solo eso, sino que era un buen proyecto que me iba a hacer crecer y aprender y, al final, eso es lo primordial. El proyecto deportivo que tiene el club entre manos y el crecimiento que ofrece a sus jugadoras es lo que me llevó a aceptarlo.
En el pasado te enfrentaste al que será tu equipo e incluso alguna vez lo has visto en directo sin tener que enfrentarte a él. ¿Por qué? ¿Qué es lo que más te llamaba la atención?
La pasada campaña jugué en el Grupo 5 de Primera Nacional, pero sí que me he enfrentado al Parquesol en diversas ocasiones con anterioridad. Me llamó la atención su capacidad de adaptación; el equipo se adaptaba bien a lo que pedía el partido. Por ejemplo, si el partido pedía una cosa diferente en el minuto setenta, el equipo se adaptaba a la perfección, y esa adaptabilidad a la situación es algo que me sorprendió.
A pesar de perderte varios partidos, la pasada campaña dejaste la portería a cero en multitud de ocasiones. ¿En qué se fundamentó esa circunstancia?
El trabajo defensivo que estaba haciendo el equipo era muy bueno. Tuve la suerte de que tras la lesión volví en un buen estado de forma y seguí trabajando como siempre. Mi entrenador de porteros también me estuvo ayudando y apoyando como siempre y, al final, esos buenos resultados que se le achacan al portero es trabajo de todos.
Acostumbrada a jugar, el pasado curso te perdiste varios partidos por lesión. ¿Cómo lo viviste? ¿Sufres más desde fuera?
Fue un poco complicado, no sabia si iba a pasar por quirófano y tuve esa incertidumbre hasta última hora. Fue algo que me tenía en vilo, pero conseguí evitarlo. Añoraba mucho el fútbol; estuve con mi equipo en todo momento, pero el no poder jugar y no poder aportar tu granito de arena desde dentro era la peor parte. Sufrí más fuera del campo de lo que se sufre dentro.
Antes de jugar en la Alhóndiga fuiste tercera portera del Madrid CFF. ¿Qué te aportó aquella experiencia?
Me aportó la oportunidad de trabajar en un club grande y que estaba creciendo. Hacía poco que se había culminado el ascenso a Liga Iberdrola y no llevaban mucho tiempo en la máxima categoría. Si el club ya era grande de por sí, seguía creciendo más todavía, y eso me sirvió a mí también para crecer. De hecho, yo nunca había trabajado con un entrenador de porteros antes, o no había trabajado con entrenadores de esa calidad, y el Madrid CFF me lo aporto. El club me ayudó a crecer tanto en lo personal como en lo futbolístico.
Además de jugar al fútbol, practicaste judo a un alto nivel, siendo medallista en un Campeonato de España. ¿Qué te aportaba el judo? ¿Crees que esa competitividad te ha hecho crecer como portera?
El judo me aportó mucha disciplina y concentración. Es un deporte individual en el que solo dependes de ti y nadie más; es un deporte muy disciplinado y respetuoso. Cualquier mal gesto hacia tu rival o hacia el árbitro supone una sanción y el respeto que se respira en ese deporte no lo he vivido en otro. Esa competitividad me ha hecho crecer como portera, siempre he sido una persona muy competitiva conmigo misma y el judo ha hecho que creciese aún más.
Una vez oficializada tu incorporación al CD Parquesol, ¿qué crees que podrás aportar? ¿Qué retos aspiras a cumplir en la disciplina naranja?
Mi aspiración en la disciplina del CD Parquesol es seguir creciendo como futbolista. Tengo veinte años y me gustaría seguir aprendiendo. Tendré al lado una gran portera como es Lucía y estaré rodeada de un gran cuerpo técnico y de buenas compañeras. Eso me servirá para crecer mucho en el ámbito futbolístico. Sí que he hablado con Rubén, pero aún no hemos hablado de los retos que aspira a cumplir el club.
Para concluir, ¿Cómo te definirías como guardameta?
Me defino como una portera segura, ágil y muy habladora. Una vez que cojo confianza no paro de comunicarme con mis compañeras en el campo.