El centrocampista ghanés pasó por el Real Valladolid sin jugar ni un solo minuto y dejó como mejor recuerdo su participación en la cabalgata del día de reyes como Baltasar

Foto: El Norte de Castilla
Todo aquel que en su momento haya tenido el sueño de convertirse en futbolista y lo haya intentado, ya sea jugando de manera amateur o por simple afición, sabe que no es fácil llegar a ser un profesional de este deporte y ascender desde las categorías más modestas. Pero, de vez en cuando, aparecen en las filas de ciertos equipos jugadores de una calidad tan dudosa que hacen que los propios aficionados se replanteen seriamente si ellos mismos podrían haber formado parte de la plantilla de un club de –al menos– Segunda División con aspiraciones a subir a Primera.
Ismail Abdul Razak es un centrocampista de Ghana, que se incorporó al Real Valladolid en agosto de 2011 procedente del NSI Runavík de las Islas Feroe, previo paso por el Hapoel de Acre israelí. La cosa prometía. A su llegada firmó por dos años e hizo una prueba para ver si su nivel era apto para el primer equipo. Después de jugar contra equipos aficionados en una pretemporada en Mondariz quedó demostrado que no tenía la calidad suficiente para una plantilla de ese calibre, pero aun así se acabó incorporando al primer equipo.
Durante la temporada 2011/12 lo más cerca que estuvo de disputar un partido fue su única convocatoria para un partido de Copa del Rey en Vigo. Para más inri, el Celta ganó 4-1 ese partido y eliminaba a los de Djukic de la competición. Gracias a su espléndido rendimiento el equipo logró el ascenso a final de temporada, pero Ismail eligió irse a un lugar donde pudiera jugar más minutos antes que formar parte de un club de Primera División. O a lo mejor simplemente lo vendieron porque no tenía nivel.
Pero Razak no se iría de Pucela con las manos vacías; su momento de gloria llegaría a mitad de temporada. En la tradicional cabalgata del cinco de enero, víspera del Día de Reyes, tuvo la suerte de participar haciendo las veces de rey Baltasar, haciendo disfrutar a los niños de la ciudad, dándoles caramelos, más de lo que lo habría hecho sobre el césped del José Zorrilla.
Después de su periplo por tierras españolas, logrando nada más y nada menos que el ascenso a la máxima categoría, puso rumbo a Austria para poder desplegar su juego en el Bschofshofen, de cuarta división. Se sabe que allí disputó seis partidos, en los que destaca que viera una amarilla y dos rojas. Si tenía pocas oportunidades, y las malgastó de esa forma, es de entender que su carrera no diera mucho más de sí. Y es que, tras estos seis encuentros en la temporada 2015/16 no han vuelto a aparecer más datos sobre el jugador en ninguna página de seguimiento de futbolista. Ojalá se encuentre bien.