José Luis Santamaría, que estará al frente del Cadete B del Real Valladolid la temporada que viene, siempre ha luchado contra el tópico del futbolista inculto
«El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho». La frase la firma un genio de la literatura española como Miguel de Cervantes, pero una muy similar podría haberla dicho José Luis Santamaría, exjugador del Real Valladolid y, la próxima temporada, entrenador de su Cadete B.
El madrileño siempre ha destacado por su ferviente amor y defensa de la lectura en particular y de la cultura en general. Hasta el punto en el que, como explicó hace unos años, llegaron a considerarle un futbolista ‘rara avis’, pese a que sus hábitos ni eran tan extraños ni deberían considerarse así.
De hecho, gracias a alguno de sus compañeros de vestuario descubrió a varios de los nombres más destacados de las letras, como es el caso del poeta francés Charles Baudelaire. La filosofía de Santamaría es clara: la formación es la base de todo y la incultura no debe aceptarse per se.
«Mostrar unas inquietudes por el cine, la música o la literatura enriquece y ayuda a entender lo que nos rodea. El que diga que no tiene tiempo para leer o para formarse, miente. Siempre hay tiempo para ir a un museo«, aseguraba hace ya algunos años en una charla enmarcada dentro del curso ‘¿Por qué el fútbol?’, organizado por la Universidad Europea Miguel de Cervantes, celebrado en Urueña, conocida como ‘La Villa del Libro’.
Pero lo suyo no son solo palabras, sino que, además, predica con el ejemplo. Trasladó sus inquietudes a otros ámbitos como el cultural con el Café Teatro, sala histórica de Valladolid que dinamizó el panorama musical de la ciudad con sus conciertos en directo y otra forma de entender el ocio nocturno. Junto a su amigo y socio Hueso, por allí vio pasar a cantantes y grupos como Zahara, Andrés Suárez o Sidecars antes de que dieran el salto a la escena nacional.
Así, con este bagaje en su maleta, Santamaría regresa a la que fue durante tantos años su casa con una labor no menos importante que la de entonces. Al frente del Cadete B, tendrá no solo la tarea de formar a nivel futbolístico, sino que, a buen seguro, ayudará a sus pupilos a cultivarse también culturalmente para atajar el tan escuchado, aunque no por ello acertado, tópico del jugador inculto.
Lo hará en una edad siempre complicada y en una etapa en la que mantener los pies en la tierra y no encerrarse en una burbuja puede ser tan o más importante que marcar o parar goles. Para ello, Santamaría contará con su propia experiencia y, como no, con los libros, el más asombroso instrumento inventado por el hombre, como diría Borges.
Una vida futbolística ligada al Pucela
La relación de José Luis Santamaría con el Real Valladolid se remonta al verano de 1995. Tras dos temporadas en el Real Madrid Castilla, del que era capitán, y algún que otro amistoso con el primer equipo, aterrizó en el José Zorrilla de la mano de Rafa Benítez y a la vez que, a la postre, todo un ídolo blanquivioleta como Alberto Marcos.
En el Pucela estuvo hasta la 2002/03, cuando colgó las botas –pese a que apenas tenía treinta años– después de 185 partidos repartidos entre liga, Copa del Rey y UEFA. Unos años más tarde, comenzó a entrenar en las categorías inferiores del CUC Villalba. Tras su paso por el Alevín A, el Juvenil C y el primer equipo de Las Rozas, este en Preferente, recaló en la AD Alcorcón para dirigir a su Juvenil B, en la que era su última experiencia como técnico hasta la fecha.