El delantero murciano estuvo en el Real Valladolid en la temporada del ascenso de Mendilibar y marcó cuatro goles

Corría el verano 2006 cuando un joven Toché, de 23 años, llegó al Real Valladolid para ponerse a las órdenes de Mendilibar. El murciano completó la delantera pucelana, que ya contaba con una dupla goleadora: Víctor y Llorente. Además, el atacante venía con la intención de conseguir su mejor versión tras una dura lesión de tibia y peroné que había sufrido dos años antes.
Sin embargo, Toché no contó con las oportunidades deseadas, en gran medida por el buen rendimiento arriba. Pese a ello, anotó cinco tantos en 21 encuentros de liga y Copa. Dos de ellos, ante un exequipo, el CD Numancia, al que volvería la temporada siguiente después de ascender con el Pucela.
Con la elástica rojilla volvió a promocionar de categoría. Sin embargo, no tuvo continuidad en Primera División y jugó tan solo un partido antes de volver a cambiar de aires. Cambió una Castilla por otra y se fue a La Mancha a jugar en el Albacete Balompié.
En el ‘queso mecánico’ estuvo solo una campaña, en la que disputó 22 choques y vio puerta en cinco ocasiones. La temporada fue complicada y los manchegos casi pierden la categoría, por lo que Toché decidió volver a probar suerte en otro equipo. Firmó por el FC Cartagena y tuvo dos de sus mejores temporadas como futbolista. Con el Efesé anotó diecinueve y dieciséis goles respectivamente y consiguió abrirse las puertas al fútbol europeo: al año siguiente, se fue hasta Grecia para defender los colores del Panathinaikos.
Con los helenos anotó 20 goles en dos cursos; uno de ellos, de los más importantes para los verdes. El equipo del trébol ganó uno a cero al AEK de Atenas con un tanto suyo que sirvió para que disputaran Liga de Campeones. Sin embargo, los problemas económicos asediaban a los atenienses y finalmente le dieron vía libre para abandonar la entidad. El de Santomera decidió volver a España y recaló en las filas del Deportivo de la Coruña. Allí volvió a ascender a Primera División, pero tras anotar ocho goles en 37 partidos, repartidos en dos años, el atacante volvió a cambiar de aires.
El Real Oviedo llamó a su puerta y Toché no dudó en abrirla. Con los carbayones volvió a sentirse importante y, en sus dos primeros años vestido de azul, anotó 34 dianas. La tercera campaña con los asturianos comenzó al mismo nivel, cazando goles en Segunda División y marcando un tanto que no se borrará de la memoria para los aficionados ovetenses: el del empate en el derbi ante el Sporting de Gijón, catorce años después del último disputado entre ambos conjuntos.
Pero de nuevo las lesiones le privaron de la continuidad que estaba teniendo. A finales de octubre de 2017 pasó por el quirófano debido a unas molestias en el menisco interno de su rodilla derecha. A su vuelta en enero de 2018 nunca recuperó el buen nivel mostrado. Aguantó una campaña más con el conjunto azul antes de hacer nuevamente las maletas.
El murciano decidió irse al Burgos CF, que junto a él incorporó a Carlos Martínez y a Leonardo Pisculichi con el objetivo de ascender a Segunda División. Hasta el parón por el coronavirus, había anotado cinco goles en 24 encuentros que permitían a los blanquinegros ser octavos y sacarle diez puntos al descenso.