El jugador franco-tunecino llega con la misión de renovar las aspiraciones de un Real Valladolid apático ofensivamente y que necesita de su creatividad y de su compromiso para dar un salto cualitativo en liga

Hatem Ben Arfa llega al Real Valladolid entre el éxtasis de la sorpresa y una inquietante sensación de duda. Ambas situaciones no son extrañas atendiendo a los dos factores que marcan el fichaje de este internacional francés de 32 años.
Su calidad le ha permitido ser uno de los jugadores más valorados a nivel técnico del panorama futbolístico galo, pasando por clubes como el Newcastle, el PSG o el Rennes –último equipo en el que jugó la pasada campaña–, pero a la vez, su talante díscolo, su carácter fuerte y las cuestiones extradeportivas hacen de su firma una incógnita.
Por rol, calidad y necesidad, parece que Ben Arfa llega como llovido del cielo, pudiendo ser un activo más que importante en los planes de los blanquivioletas de cara a conservar la categoría y dar un salto de calidad a nivel de plantilla, pero con la duda de su compromiso y su fragilidad táctica pendiente de un hilo.
Si todo cuadra como debería, el Pucela incorpora un futbolista presente que cubre una de las parcelas más preocupantes del equipo de Sergio González: la creativa. El franco-tunecino es un jugador con grandes dosis de talento individual, con una habilidad excelente para el regate y la búsqueda de la oportunidad ofensiva.
Se caracteriza por no arrugarse ante los rivales, tratando siempre de llevarse la jugada en el uno contra uno, con giros, amagos, recortes y filigranas, en estático y en velocidad. Se trata, en definitiva, de un futbolista tocado con una varita para ser importante entre líneas, limpiando la jugada y dotando al ataque de un recurso inagotable de creatividad a la hora de generar situaciones de peligro.
Ya sea buscando el disparo desde la frontal, para el que está muy dotado, como para encontrar el hueco para servir al delantero, Ben Arfa parece un perfecto futbolista para cumplir con el rol de mediapunta o interior ofensivo, llegando a poder ser interesante en un contexto favorable en el que pueda acudir al carril interior con libertad.
En el contexto del Real Valladolid, se entiende que viene a sumar en el rol que hasta ahora ha ocupado Míchel, tratándose de un futbolista que encajaría bien en ese papel de mediapunta o de mediocampista más adelantado, encargándose de la parcela ofensiva y de la creación de oportunidades para el ataque blanquivioleta. El atacante es, por tanto, un jugador que, centrado, puede suponer una revolución a nivel técnico para un Pucela que necesita con urgencia sumar ofensivamente.