El partido de Copa del Rey entre Real Valladolid y Tolosa trajo a la realidad blanquivioleta algo más que una nueva victoria con la aparición del goleador del filial, que parece abrir una nueva opción en la delantera

Si hay una asignatura pendiente en el equipo de Pucela, sería sin duda la de los goles. Y es que la delantera del equipo blanquivioleta no ha conseguido dejar números que convenzan de su capacidad para sacar del atolladero a un Real Valladolid que empieza a tener problemas de liquidez en la portería contraria y que paga un alto precio por su falta de acierto.
En el horizonte, aparecía de cuanto en cuanto un nombre que, hasta el miércoles, en Copa del Rey, no ha sonado con la firmeza necesaria para creer en la posibilidad real de sumar en el primer equipo. Miguel de la Fuente, nombre bien conocido en Los Anexos, parece haber entrado por la puerta grande como opción en ese puesto maldito que no acaba de cuadrar a nivel de resultados.
La sequía que está sufriendo el equipo en liga está suponiendo un motivo de ‘run run’ generalizado después de que esa falta de puntería haya condenado en algún que otro partido a sufrir más de lo deseado. El trabajo de Enes Ünal, Sandro y Sergi Guardiola parece que no es suficiente en un equipo al que le cuesta traspasar la portería y en el que el aporte goleador de otros efectivos no está siendo tan importante como en otros momentos de la temporada.
En este contexto surge la figura de Miguel, que en el filial del equipo pucelano lleva ya diez tantos y una asistencia, siendo uno de los grandes referentes del equipo de Javier Baraja. Con contrato hasta junio de 2021, el canterano, natural de Tudela de Duero, se presenta como un delantero de movilidad, que no tiende a transitar excesivamente el área y que gusta de participar en las jugadas. Con gran velocidad y un buen manejo del balón, suele buscar siempre la posición más propicia para sacar el disparo, posicionándose a la hora de recibir o recurriendo al regate, una de sus armas junto a la del desmarque en carrera.
Jugador de 1,82, su altura le permite ganar bien la posición, aunque no es un delantero que tienda a destacar en los remates por alto ni que sepa imponerse por físico. Utiliza bien el cuerpo para zafarse del rival, pero su mejor baza está siempre en la búsqueda de la mejor posición para recibir y encarar. Un delantero que, a pesar de no ser autosuficiente, tiende a sacar rédito de las ocasiones que se le presentan.
Con este escenario, la aparición del canterano en el partido ante el Tolosa ha creado una asociación más que interesante con un jugador del primer equipo, Álvaro Aguado, que puede ser interesante en un contexto propicio en LaLiga, donde Sergio González necesite nuevos argumentos para encontrar la vía más directa a la consecución de puntos que hagan al Real Valladolid caminar hacia la salvación. En su mano está ir tocando aquellas revelaciones que le han surgido en Copa del Rey y que parecen querer tirar la puerta en vez de llamar primero.