Contracrónica del Tolosa CF 0-3 Real Valladolid
La Copa del Rey ha llegado como caída del cielo para el Real Valladolid. En una semana marcada nuevamente por la sequía goleadora, el partido ante el Tolosa ha sido como encontrar un oasis en medio del desierto. Nada mejor que el balón rodando de nuevo para recuperar las sensaciones que él mismo te ha quitado. Más aún cuando, como en casos como el de este miércoles, viene acompañado de sorpresas tan agradables como la que supone ver a los jugadores del Promesas jugar –y a qué nivel– con el primer equipo. Solo Víctor se quedó sin disputar minutos en un choque en el que sus compañeros le devolvieron al vestuario la frescura perdida. ¿Lo mejor? Que Sergio revelara cómo todos los han cuidado durante el viaje para que sientan que la familia también cuenta con ellos.
El orgullo de Corral. Ver al lateral con la camiseta del primer equipo solo puede ser motivo de satisfacción. Lleva años en la casa, conoce a las mil maravillas lo que significa defender este escudo y lo hace siempre al máximo nivel. Hace tiempo que ya no pica a la puerta, sino que la derriba, y por fin parece que su momento ha llegado. Ni siquiera las lesiones que le frenaron a principio de curso han podido con él y en noventa minutos dio un clínic de lo que debe hacer todo aquel que ocupe su posición. Es contundente, recula bien, tapa espacios y, cuando el equipo lo necesita, ataca, genera peligro y se saca de la chistera centros tan medidos que es imposible no rematarlos bien. Méritos para disfrutarlo en el José Zorrilla está haciendo de sobra.
La resiliencia de El Hacen. El Real Valladolid viajó a Tolosa sin centrales puros. ¿Solución? Retrasar a El Hacen. Y qué resultado. Formó tándem junto a Luismi, y no dejó ninguna fisura. Está claro que a los del filial no hay ningún reto que se les resista. Durante el curso pasado, su presencia en los partidos del Promesas era de las pocas señales de esperanza que permitían seguir creyendo en que el fútbol no se había ido –al menos no para siempre– de Los Anexos. No está teniendo toda la presencia que el año pasado, pero cuando tiene la oportunidad, no la desaprovecha.
El hambre de Miguel. Cualquier adjetivo que se le pase a uno por la cabeza se queda corto para definir su temporada. Titular, suplente, goleador, asistente… Cualquier traje le sienta bien. Es el faro del Promesas, con el que ya ha superado sus registros goleadores del año pasado. Ante el Tolosa, le bastaron 45 minutos para regalarle dos asistencias de manual a Aguado. Lejos quedaron aquellas dudas de verano, cuando se le llegó incluso a situar fuera del Real Valladolid. Si Corral ha derribado la puerta, él ha demolido, directamente, la casa entera. La solución a la falta de gol tiene su nombre. El día que se asiente en el primer equipo se va a hinchar a marcar. Y serán unos abrazos de gol más bonitos, si es posible, pues todo su esfuerzo habrá merecido la pena.
P.D. Kike Pérez jugó solo el tramo final, pero qué pedazo de jugador. Está haciendo una temporada en el filial de quitarse el sombrero. Es solvente en el centro del campo y tiene descaro para probar fortuna en ataque. Otro que ha tirado la puerta abajo.
P.D.2. Cantera, bendito tesoro.