El análisis de lo que expone el Real Valladolid sobre el terreno de juego resulta tan pobre como lo que muestra sobre el verde
Todo en esta vida se articula en contenido y forma, en esencia y su representación. La primera suele estar determinada objetivamente y la segunda debe estar regida por unas reglas para su análisis. Desde que el luteranismo introdujera la interpretación libre, subjetiva, personal y propia tanto del contenido como de la forma, el mundo anglosajón se ha encargado de vender esa interpretación (que empezó por los textos bíblicos) libre y personal de cada hecho, de cada contenido y forma, hasta llegar al ridículo extremo de que, hoy en día, todo se analiza desde un prisma subjetivo, individual e independiente.
Así pues, la verdad es mi verdad, Cervantes y Shakespeare son comparables, Hispanoamérica es Latinoamérica, los libros de autoayuda son los más vendidos y el Real Valladolid de Sergio González hace las cosas bien. Sí, en contenido y forma, porque tenemos X puntos sobre el descenso y bueno, no podemos jugar mejor al fútbol porque nuestro presupuesto es el que es y hay que estar contentos, y generamos ocasiones, y estamos dando pasos hacia adelante, y llegamos al área rival y… (añada usted la frase de autoayuda que prefiera, cualquiera de las que los jugadores en zona mixta suelen ‘vomitar’ y que tanto le agradan). Chico, ¡qué maravilla!
«Yo creo que lo más importante para ser feliz es querer serlo, ya está; si quieres ser feliz, puedes ser feliz». En el último gag de Pantomima Full parecían estar hablando del Real Valladolid. «Lo más importante para ser un equipo de Primera División es querer serlo, ya está; si quieres estar en Primera, puedes jugar en Primera». Esta reducción al absurdo no le parece tan alejada de la realidad a cualquiera que escuche las declaraciones de los jugadores pucelanos tras cualquier partido, especialmente tras los honorabilísimos empates que llevábamos acumulando y que han acabado con la derrota en Getafe.
¿Quién le va a decir a Moyano que el rendimiento no es el adecuado? Nadie, ya que difícilmente puede haber un jugador con un rendimiento más por encima de su potencial que el jienense. ¿Quién le va a decir a Guardiola que no está acertado de cara a puerta? Si no le llega un balón en condiciones en noventa minutos. Además, cuando por azar del destino le llega, cómo quieres que la meta, que no se pagaron por él treinta millones. ¿Qué le vas a decir a Sergio sobre que el equipo no juega a nada y que no se generan ocasiones? Él te dirá que sí se generan, que para jugar con lo que tiene, demasiado hace (y muchas veces tendrá razón, añado). Entonces, la culpa será de Miguel Ángel Gómez, ¿no? Pues verás, no, porque no ha tenido un duro para confeccionar la plantilla. Sencillamente no se puede hacer más con menos.
Teniendo esto en cuenta, todos contentos. No se puede hacer más. «Una sonrisa, a veces, es la mejor medicina». Pantomima full time hoy en día el Real Valladolid. El ridículo en el campo y en el análisis de lo que sucede en él. Parece que no ocurre nada, que si no marcamos, habrá que atender a lo que no nos marcan, y si nos marcan, al presupuesto (y así constantemente). Debacle en esencia y proyección.
La gravedad de la situación, tanto en contenido como en forma, no debería admitir mayor discusión, pero, hoy en día, en un mundo volátil y tendente a replicar el ser individual ante todo, habrá voces que lo discutan y que digan: «¡Esa es tu opinión, yo tengo la mía!». Por supuesto, faltaría más. En cualquier caso, si algo hemos aprendido de los libros de autoayuda es que el primer paso para resolver un problema es reconocerlo, y en el Real Valladolid, hasta la fecha, no hay voluntad de ello.