Los de Sergio González cayeron por dos tantos a cero en un choque en el que se quedaron, una semana más, sin ver puerta y en el que apenas generaron ocasiones de peligro
Foto: LaLiga
El Real Valladolid sigue sin ver puerta. Por quinto partido consecutivo, los blanquivioletas se fueron de vacío y, este domingo, hincaron la rodilla ante un Getafe que tiró de efectividad para transformar tres disparos a puerta en dos tantos.
Finalmente, Sergio González optó por Fede Barba para cubrir la baja del lesionado Nacho, mientras que en el costado derecho se decantó por Pedro Porro en detrimento de Moyano. Asimismo, el técnico también introdujo una permuta en ataque, en el que Waldo fue de la partida.
El choque comenzó con los dos conjuntos muy eléctricos, lo que provocó que, en el inicio, el ritmo fuera alto. En esa tesitura, fue el Pucela el que buscó con más ahínco el tan ansiado gol. A los dos minutos, Óscar Plano conectó de primeras un centro de Waldo desde la izquierda, pero el remate se marchó alto.
Los blanquivioletas siguieron progresando hasta que el balón acabó en el fondo de las mallas. La presión en la salida de balón dio sus frutos en forma de robo que Sandro aprovechó para volver a marcar, pero el grancanario estaba en fuera de juego y el tanto quedó invalidado.
Poco a poco, el partido entró en una fase más lenta, en la que solo el propio Sandro provocó el ‘uy’ entre los aficionados blanquivioletas presentes en el Coliseum. El delantero botó un libre directo desde el lateral izquierdo, ligeramente adelantado con respecto al córner. El disparo, un auténtico obús, obligó a David Soria a despejar con un puñetazo para evitar el 0-1. Fue la última ocasión peligrosa que generó el Pucela.
Pero, cuando menos se lo esperaba el Real Valladolid, el Getafe le dio la vuelta a la tortilla. Con la tensión en aumento debido a varias faltas consecutivas, Cucurella se libró de ser expulsado por doble amarilla y, acto seguido, abrió la lata. Jorge Molina se aprovechó de la poca contundencia de la zaga –hasta cuatro jugadores le siguieron sin ser capaces de quitarle el balón– y se la cedió al lateral en el segundo palo, donde batió a Masip. Primer tiro a puerta de los azulones y gol.
No merecían los blanquivioletas irse al vestuario por debajo en el marcador y, aunque quisieron, no consiguieron traducir esa sensación en ocasiones de peligro. Así, fueron los de Bordalás los que dieron el primer susto con un remate de Cabrera a la salida de un córner que se estrelló directamente en el palo izquierdo.
Para tratar de recuperar el protagonismo, Sergio introdujo a Rubén Alcaraz y Enes Ünal. Mientras, el técnico azulón reforzó las bandas, lo que permitió a los madrileños anular por completo la nuevamente escasa producción ofensiva del Pucela.
A falta de poco más de cinco minutos para el final, el recién ingresado Ángel dio la puntilla. Jaime Mata, encimado por Alcaraz y Joaquín, salvó un balón sobre la línea de fondo y centró al segundo palo, donde el punta se aprovechó la de falta de entendimiento entre Salisu y Pedro Porro para cabecear a placer.
Así las cosas, el Real Valladolid prolonga una semana más su crisis con el gol tras encadenar el quinto partido consecutivo sin marcar gol. Los blanquivioletas continúan con diecinueve puntos y recibirán el próximo sábado al Valencia CF.