El club y el técnico catalán llegan a un acuerdo que aporta calma y estabilidad para seguir en la vía para cumplir todos los objetivos marcados

Foto: Real Valladolid
Se confirma el secreto a voces que se venía barruntando desde hace ya semanas. La renovación de Sergio González por parte del Real Valladolid llevaba siendo mucho tiempo cuestión de eso, de tiempo. Esos flecos de las negociaciones, que parecían estar alargando la firma, que se hacía esperar después de que, durante parte del verano pasado y a lo largo de los primeros meses de competición, se oyera sin parar que era una de las prioridades de las dos partes. Finalmente, sucedió lo esperado y el Pucela ata al técnico hasta 2022.
La trayectoria del catalán, que se inicia como jugador en el Hospitalet y en el Espanyol, pasando después por el Deportivo de la Coruña y el Levante, comenzó en los banquillos precisamente en la entidad perica, como segundo entrenador en el Espanyol B.
Un año más tarde, en 2013, cogió el timón del filial e hizo los méritos suficientes para que la entidad confiara en él, en la 2014/15, como entrenador del primer equipo, al que llegó a dirigir más de sesenta partidos antes de ser cesado y sustituido por Quique Sánchez Flores. Tras ese parón, en el que formó parte de la selección catalana como técnico, el Real Valladolid llamó a su puerta para contar con él como relevo de Luis César Sampedro, cuyos resultados alejaron al cuadro blanquivioleta del objetivo del ascenso.
Su llegada supuso alimentar la pasión de una afición enferma de apatía tras largas jornadas de desilusión. Su aporte fue clave para entender la conexión del equipo con la grada, la mejora ofensiva del equipo, y, por supuesto, el aumento de las posibilidades de alcanzar un objetivo que, solo un mes antes, parecía imposible. Unido a ese sentimiento, el Pucela encadenó resultados increíbles: desde el 10 de abril de 2018 y hasta el final de temporada, consiguió ocho victorias, dos empates y dos derrotas.
Además, en esos doce partidos, el Real Valladolid consiguió 25 de los 69 goles de toda la temporada, una cifra superior al 35%. Esa tendencia ofensiva, lograda en gran medida por la tremenda racha de Jaime Mata –pichichi de Segunda División– , aupó a Sergio en las valoraciones de una afición entregada a un equipo que, en pocas semanas, cambió la cara y supo dar el resto para volver a Primera División.
La temporada siguiente, tras un mercado nada sencillo, el Pucela volvió al trabajo sin algunos de sus mejores efectivos y sembrando muchas dudas; sobre todo, en ataque, donde la presencia de Ünal y Cop no parecían suficiente. Tras el mercado de invierno, donde llegaron refuerzos como Guardiola y Hervías, la cara del equipo empezó a cambiar de nuevo, mejorando poco a poco las tasas de gol y afianzando las opciones de no llegar en descenso a las últimas jornadas.
Sin embargo, hubo que esperar al penúltimo encuentro ante el Rayo Vallecano, ya descendido, para respirar con la salvación de los blanquivioletas. Sergio y el equipo lo habían vuelto a hacer: estarían en LaLiga como mínimo, un año más.
Lo que a priori es la gran noticia de afianzar la labor de un entrenador que en los últimos años ha sido un pilar básico de la entidad se ha convertido en debate. Quizá sea la poca memoria, o quizá la impresión de que los resultados no son todo lo buenos que se podía esperar. O quizá es solo que a lo bueno se acostumbra uno pronto y siempre se quiere más.
Lo que sí lo está claro es el porqué de la renovación del técnico catalán, que quiere dar continuidad al proyecto que consiguió llevar al Real Valladolid a la élite del fútbol español y que ha conseguido mantenerlo en la categoría, no con pocos sustos, pero sí con la seriedad que ha de caracterizar a un club con el prestigio y la historia del Pucela.
La de Sergio González es una renovación justa, que da una estabilidad que hasta su llegada no se había conseguido. Es, por tanto, un punto positivo que puede ayudar a que las aguas sigan en calma y el equipo siga construyéndose y mejorando a lo largo de una temporada que, de nuevo, pinta compleja, pero en la que no se debe dejar de confiar en este grupo ni en este equipo técnico.