Los locales sacaron un victoria importantísima en casa ante el RCD Mallorca gracias a los goles de Joaquín, Ünal y Sandro, que rompió una mala racha de dos años sin ver puerta

No estaba siendo una semana fácil para el Real Valladolid. Los de Sergio González recibieron muchas críticas por la abultada derrota en Barcelona y el duelo ante el Mallorca se presentaba como una prueba de fuego. Visitaba Zorrilla un rival directo y los locales afrontaban el envite con la delicada ausencia de Nacho y con algunos jugadores recién salidos de lesión como Alcaraz o Sandro, que al fin rompió su maldición después de dos años sin marcar.
No era, en definitiva, un domingo cualquiera, pues había mucho en juego, pero los blanquivioletas demostraron que también saben sobreponerse a las dificultades. Todo salió bien ante los baleares y gracias a una victoria lograda con más pegada que oficio, el Pucela firmó un 3-0 y se llevó su segunda victoria consecutiva ante los suyos.
Y sí, todo salió redondo para el Real Valladolid, aunque bien es cierto que los locales comenzaron el encuentro con una actitud más bien contemplativa, con una marcha menos que su rival, confiado a las directrices de un fantástico Salva Sevilla que aprovechaba las ofensivas de su compañero Lago Junior.
Este último, muy activo en los primeros compases, fue de más a menos gracias en gran parte a la gran actuación e Javi Moyano, que regresó al once tras su ausencia en Barcelona. Correctísimo el lateral en todo el encuentro.
El Real Valladolid, que solo sondeaba el área rival de vez en cuando por mediación de Plano se mantenía firme en línea defensiva. Joaquín, otra vez extraordinario, cortaba cualquier peligro contrario y tras de él aguardaban Olivas, Barba y Salisu, muy serios los noventa minutos.
Ritmo lento en la primera mitad que parecía aburrir a la grada, pero poco tardaría en cambiar el guión gracias a un recurso, el balón parado, que comienza a dar bastantes puntos al Pucela. Corría el minuto cuarenta del partido y el colegiado señalaba el primer saque de esquina para el Real Valladolid. Míchel, desde la esquina, ponía un centro medido a la cabeza de Joaquín, quien con una potencia sorprendente mandaba el balón al fondo de las mallas. Uno a cero, cinco minutos para el intervalo y cambio de cifra en el marcador. No se movió el electrónico hasta la segunda mitad.
Tras el descanso el Pucela mejoró su versión y apenas pasados cinco minutos desde la segunda parte, Ünal aprovechaba un despiste de la defensa mallorquín para provocar un claro penalti. El meta Fabricio, más lento que el delantero turco, derribaba al punta en el área ante el ferviente clamor de Zorrilla, que veía un buena oportunidad para aumentar la distancia. No falló el propio Ünal que con un disparo centrado ponía el 2-0 y mandaba un beso a la grada. Gesto al cielo, puño cerrado y rabia contenida que se liberaba. No habían sido semanas placidas para el atacante, quien acabó el encuentro con calambres por el esfuerzo.
Con el segundo tanto, el Real Valladolid se mostró más cómodo, sin apenas conceder ocasiones e incluso perdonando alguna que otra oportunidad clara como la que tuvo Plano cerca de minuto sesenta y que detuvo el portero rival de forma magistral. El cambio de piezas en sendas plantillas; la entrada de Alcaraz, Sandro y Antoñito, en caso del Pucela, y la de Aridai y Abdón, por parte del Mallorca, no transformó en demasía la tónica del cruce, que ya parecía bastante decidido.
Faltaba, no obstante, la rubrica a la jornada, a una semana convulsa con muchos partidos y mucho cansancio evidenciado en los dolores musculares de Joaquín, que se marchó dolorido del césped. Esa firma llegaría de la mano -de las botas mejor dicho- de Sandro Ramírez, que regresaba a los terrenos de juego tras lesión y con la pesada carga que le acompañaba desde hacía dos años. Dos años sin marcar, sin poder celebrar un gol que al fin llegó y de qué forma.
En el último minuto de enfrentamiento y al recibir un balón en la frontal, el canario se sacaba un gran disparo que con un efecto extraño se colaba en la portería del José Zorrilla. Maldición acabada. ¿Vendrán ahora más goles? Solo el tiempo lo dirá. De momento, el Real Valladolid suma su segunda victoria en casa consecutiva y se coloca en la décima posición gracias a diecisiete puntos en doce partidos. Este Pucela también tiene pegada.