El técnico del Real Valladolid Promesas encontró a sus chicos algo «imprecisos con el balón» y consideró clave el «no conseguir» la pelota en segundas jugadas

El Real Valladolid Promesas cedió los primeros puntos del curso ante el Haro Deportivo. El filial golpeó primero con un gol de Miguel pero el cuadro riojano se rehizo antes del descanso y devolvió la igualdad a los Anexos, que no se vio alterada durante el resto del encuentro.
En el transcurso del partido, a los blanquivioletas les costó mover el esférico, llegando a estar incómodos por momentos, tal y como apuntó Javier Baraja tras la contienda. «El equipo se ha encontrado impreciso con el balón. Cuando teníamos el choque controlado, hemos dado de comer a un equipo que lo ha aprovechado y, cuando hemos querido reaccionar, las lesiones y los cambios nos han frenado», comentó.
Los balones divididos y las segundas jugadas fueron la asignatura pendiente de los vallisoletanos esta jornada. «No conseguir el balón en segundas oportunidades ha sido clave. Nos ha hecho meternos atrás y tener inseguridad en nosotros mismos porque nos cuesta mucho cuando un equipo nos juega directo. No hemos sabido leer las ayudas ni las caídas en este tipo de jugadas», explicó.
Asimismo, el gol antes del descanso supuso un jarro de agua fría a las aspiraciones pucelanas. «Quizás nos relajamos después de adelantarnos. Sin embargo, el equipo inició la segunda parte muy bien, pese a no tener el control de juego al que estamos acostumbrados en casa», subrayó.
Por otro lado, las lesiones diezmaron al Promesas y condicionaron el plan de partido. «Cuando haces el primer cambio en la primera parte y luego quitas a otro lateral, las opciones de buscar alternativas se ven frenadas. Lo peor no es el resultado, ya que no dejamos de sumar en casa, lo malo es que los chicos se vayan con una lesión. Vilarrasa tiene un esguince y Víctor creo que algo muscular», señaló.
Por último, salió otro nombre a la palestra, el de Stiven Plaza. El ecuatoriano fue titular por primera vez en la temporada y disputó una hora de juego antes de ser sustituido por Soberón. «Le falta ritmo. Sumó 60 minutos con gente con la que no suele trabajar, algo que es un hándicap para nosotros, pero sabemos que en un futuro le podremos sacar mayor rendimiento», sentenció Baraja.