El argentino, con dos goles y dos asistencias, comandó al FC Barcelona ante un Pucela al que no le funcionó el cambio de esquema
Foto: LaLiga
El Real Valladolid cayó con contundencia ante el FC Barcelona, comandado por un estelar Leo Messi, que dio un autentico recital con dos goles y dos asistencias.
Sergio González introdujo varias permutas en el once inicial. Lo más notable, el sistema, ya que optó por cinco defensas, con Nacho y Pedro Porro actuando como carrileros y Fede Barba, Kiko Olivas y Joaquín en el eje.
Aún así, al Pucela le tocó remar contra corriente demasiado pronto. Sin haber tenido siquiera el balón, en el minuto dos ya se vio con el marcador en contra.
Tras una larga posesión que acabó en córner, Lenglet aprovechó la pizarra para batir a Masip con un disparo que, cual pinball, tocó en Barba, se estrelló en el larguero y rebotó en el césped antes de acabar en el fondo de la red.
Los blanquivioletas no se vinieron abajo y siguieron buscando una oportunidad en la que reducir distancias. Esta llegó, también, en una jugada de estrategia, y con otro central como protagonista. Míchel botó una falta lateral, desde la izquierda, que se fue cerrando.
Ter Stegen, indeciso, dudó entre salir o no y acabó resolviendo, tarde, con un manotazo. El rechazo le cayó a Kiko Olivas, que la mandó a la jaula de un rodillazo, ante la incredulidad de Piqué.
A partir de ahí, el partido duró lo que quiso Messi. En concreto, veinte minutos, que fue lo que tardó el argentino en dar un puñetazo sobre la mesa. Primero, con una magnífica asistencia a Arturo Vidal en forma de envío lejano que superó a la zaga. El chileno ganó la espalda a Joaquín y, de primeras, volvió a dar la ventaja a los culés.
El Real Valladolid sufría en labores defensivas y Sergio, en busca de oxígeno, movió el banquillo. Salisu entró en sustitución de Nacho, que se marchó echándose la mano atrás, y los blanquivioletas volvieron a defender con cuatro hombres y Joaquín adelantado al centro del campo.
Apenas dio tiempo a comprobar si el cambio daba resultado o no. En su enésima muestra de genialidad, Messi ejecutó un libre directo que superó a la barrera y se coló por la esquina, pese a que Masip voló bien y estuvo cerca de tocar el esférico. Marca de la casa y nuevo récord, con cincuenta goles anotados de falta.
El paso por vestuarios no sació el hambre del argentino. En un mal control en el centro del campo, cazó el balón y condujo sin oposición hasta la frontal del área. Abrió a la izquierda a Ansu Fati, pero la joven promesa blaugrana estrelló el esférico directamente en el cuerpo de Masip.
Previamente, Sergio González dio entrada a Hervías en detrimento de Anuar, con la intención de buscar más mordiente en ataque. Con todo, el Pucela seguía llegando poco y con apenas peligro, mientras que el Barça, muy cómodo, echó el freno de mano y se dedicó a controlar la pelota mientras el reloj seguía corriendo.
Sin embargo, aún hubo tiempo para la puntilla. En apenas dos minutos, Messi volvió a imponer su ley. Rakitic le filtró un balón que el argentino controló con el muslo, lo pinchó y cruzó el disparo para superar nuevamente a Masip.
Dos minutos más tarde, le regaló el gol a Luis Suárez, muy desaparecido durante todo el partido, con un envío medido que el urugayo transformó tras superar a la defensa.
Así las cosas, el Real Valladolid no pudo mantener su buena racha de resultados ante los grandes y cayó derrotado por tercera vez esta temporada, en un partido en el que no se sintió cómodo con el cambio de dibujo y en el que no pudo luchar contra un estratosférico Messi.