El mediocentro gallego –que seguirá en el club– es la primera baja confirmada de cara a la próxima temporada del Real Valladolid

Borja Fernández es historia del Real Valladolid. El mediocentro gallego ha confirmado este viernes su retirada. El ‘abuelo’ como cariñosamente le gritaba todo el vestuario después de su rueda de prensa de despedida como futbolista, recordando a la fiesta de su tercer ascenso, el del pasado verano, y demostrando el buen ambiente que impera en la plantilla. Las lágrimas tardaron menos de un minuto en brotar, y no fueron solo suyas: la emotividad embargó a Carlos Suárez, Sergio González o Miguel Ángel Gómez, entre otros, en una atestada sala de prensa.
La presencia de figuras del deporte vallisoletano como Tuco Blanco, Manu Serrano, Roberto Pérez o Sergio de la Fuente u otro histórico de la entidad como Pibe Aramayo denotaba la fumata blanca. «La decisión ha sido muy rápida», confirmó en cuanto se recompuso mínimamente su voz tras afirmar que este ha sido «un año muy bonito».
«Ha sido de un día para otro, en una hora. Es el momento de disfrutar de otras cosas y de ver el fútbol desde otro punto de vista y en otro lugar en el club. Tengo un amigo que lleva seis años diciéndome que he tenido una bola extra; Víctor me decía que siguiera, pero la decisión está tomada. Sé que va a ser duro, pero que no me voy a arrepentir«, aseveró el mediocentro gallego.
Los últimos tres meses, en los que ha «entrenado como podía», y el hecho de no haber jugado tanto como le habría gustado, han terminado pesando para retirarse «así, después de haber contribuido mucho en los dos últimos años«, como él mismo atinó a decir. Ese ‘así’ se puede ampliar al calor recibido; fue todo. Porque tiene jeiters –a los que no reprochó nada–, pero también, y sobre todo, lo que ha sentido es cariño hasta el final.
Varios de los momentos más destacados en su carrera los ha vivido en Valladolid, «un sitio muy especial», al que ha estado ligado en tres etapas diferentes, en las que ha vestido la zamarra blanca y violeta en más de doscientas ocasiones. Y seguirá vinculado al club, como reconoció, aunque esta vez no tocaba hablar de sus funciones; simplemente lo hará como otros tantos exjugadores con apego a este terruño y tras agradecer a todos los estamentos un cariño que es recíproco.
La prueba es la emoción de Carlos Suárez, quien cree que seguirá «siendo importante para este club» ahora en otra parcela, junto a otro amigo común como es Ronaldo Nazário. El consejero delegado reconoció que vino «en contra» de su opinión, porque creía «que estaba mayor» y le «cerró la boca a golpes», participando en 41 de los 46 partidos que llevaron al ascenso y a que su despedida haya sido en la Primera División.
Y además, rememoró un momento complicado juntos: «En un momento complicado tiró del su equipo y no nos fuimos a Segunda B por él, y encima le tuve que decir que no continuaba, cuando tenía un contrato moral y por escrito; su reacción fue decirme ‘no te voy a poner en un problema’. Sin ese sufrimiento hoy no estaríamos en Primera, es lo más duro por lo que hemos pasado. Tuvimos que ‘papar hostias’ durante todo ese verano, en el que dio una lección de alegría y humildad y en la que se empezó a edificar lo que se ha conseguido».