El Real Valladolid logró, por fin, una victoria en un partido que tuvo de todo: remontada, VAR, penalti y gol de Sergi Guardiola

El Real Valladolid puede haber vivido este domingo por la mañana un punto de inflexión en Ipurua después de una mala racha. El equipo consiguió ganar después de seis jornadas sin puntuar en un campo tan difícil como es el feudo del Eibar. Lo más importante no son solo los tres puntos, sino la manera de conseguirlos y lo que suponen ahora que la competición entra en la recta final.
La primera parte se desarrolló con la normalidad esperada y el equipo se marchó a vestuarios con un empate a cero que, a priori, no era mal resultado. Pero al poco de volver de vestuarios, el Eibar golpeó primero y marcó un gol después de una jugada en un desbarajuste defensivo. Los fantasmas podían volver a aparecer, pero este equipo esta vez no se arrugó.
Cuando todo parecía perdido, Óscar Plano provocó un penalti que, como no podía ser de otra forma, tuvo intriga.
El VAR revisó durante varios minutos la jugada en la que Dmitrovic pisa al madrileño. El colegiado se acercó a la pantalla y decidió pitar pena máxima. Daniele Verde agarró el balón y marcó, por fin, después de tantas ocasiones desperdiciadas desde los once metros. Ese fue el momento en el que todo cambió gracias a un disparo inapelable del italiano.
El empate blanquivioleta fue un mazazo para el Eibar y espoleó a un Real Valladolid que tenía cuatro minutos para darle la vuelta al marcador. Y así lo hizo. Sergi Guardiola montó y culminó una contra que no solo supuso la remontada, sino su primer gol legal con la camiseta pucelana. Un 1-2 que también entrará en la historia, puesto que este encuentro ha sido el primero en disputarse en Ipurua en la máxima categoría del fútbol español. Además, es la cuarta remontada de este siglo como visitante en Primera, la última, hace nada más y nada menos que doce años, según Pedro Martín, compañero de COPE.