La falta de puntería vuelve a condenar al Real Valladolid a la derrota, esta vez ante el Real Betis, y suma ya cuatro partidos sin ver puerta

Marcar gol. La sensación más bonita en el fútbol y que tanto le está costando alcanzar al Real Valladolid. En total, han sido diecinueve ocasiones en las que los aficionados blanquivioletas han sido capaces de levantarse de sus asientos para celebrar un tanto de su equipo.
Ha habido alguna más, pero el VAR se encargó de reducir aún más esas pequeñas dosis de felicidad. Porque conseguir celebrar un gol del Pucela es una misión de altos vuelos.
El partido ante el Betis ha vuelto a demostrar que los dientes del Valladolid son de leche y que a su delantera le falta precisamente eso: mala leche. Esa sería la versión corta.
En la versión extendida, es imposible no hablar del bajón de nivel de un centro del campo, o de su calidad insuficiente, que no permite surtir de balones a los atacantes. Igual da que se cuente con Sergi Guardiola, Ünal o Cop. No es casualidad que los tres delanteros sean incapaces de marcar o al menos crear ocasiones.
Ante los verdiblancos, solo se remataron dos centros de veintinueve. Tampoco fueron mejores las cosas a balón parado: se botaron trece saques de esquina y el balance fue de un disparo con peligro entre los tres palos.
Así las cosas, ya son cuatro encuentros sin marcar, lo que supone una sequía de más de 360 minutos. Empieza a costar recordar cómo fue el último gol de los de Sergio González.
La otra cara de la moneda son los rivales. Ellos sí que consiguen celebrar esos goles que hace tiempo que no se ven con asiduidad en el Pucela. Da igual que sean de penalti o de chilena tras un rechace en un córner. La solidez defensiva del equipo se sigue resintiendo y con muy poco los rivales penalizan.
Habrá pocas ocasiones en Primera División mejores que la de este domingo, con un cuadro verdiblanco en el que también hay muchas dudas, pero que acaba anotando 0-2 y dejando a los blanquivioletas con una bala menos en la recámara.
El sábado en Cornellá, el Real Valladolid tendrá una nueva oportunidad de marcar goles y sus aficionados de celebrarlos. Quizá se les haya olvidado cómo se hacía.