El entrenador del Real Valladolid Promesas apela a los problemas físicos de su plantilla para paliar las sensaciones que dejó la derrota ante el Coruxo, aunque reconoce que hace falta «ayuda» en forma de fichajes
Foto: Jesús A. Zalama
El Real Valladolid B volvió a sufrir un cúmulo de desgracias que mermaron su rendimiento ante el Coruxo. Esa es al menos la consideración de su entrenador, Miguel Rivera, que en la rueda de prensa posterior a la derrota contra el conjunto vigués apeló varias veces a las ausencias para paliar las pobres sensaciones ofrecidas.
«Habíamos trabajado toda la semana con algunos chicos, pero la fiebre y las lesiones nos han matado. Otros compañeros han tenido su oportunidad, como Víctor desde el inicio del partido, pero esas cuestiones o las solventamos o lo vamos a pasar muy mal. Cuando tenemos un número importante de bajas no estamos teniendo la capacidad que pensábamos. Es para que reflexionemos profundamente», aseveraba el técnico andaluz.
El proceso gripal «tiró a varios compañeros» y ‘mató’ al filial, lo que puede sonar a excusa, aunque no evitó Rivera la autocrítica, pues a su modo de ver en estos momentos se está viendo que quizá la plantilla no tiene «tantos recursos» o «le falta cosas», sobre todo en ataque, donde se notó la ausencia de Waldo. Además, se espera «mucho más» de algunos jugadores que no se están «encontrando en los momentos en los que se les necesita».
Todo esto lleva a pensar en la necesidad de fichar en este mercado, que no ocultó el entrenador. «El mercado está como está, sabemos cuáles son nuestras posibilidades económicas. Necesitamos trabajar y encontrar soluciones, porque el tiempo se nos echa encima y no es tan fácil como pensábamos o no somos tan buenos como creíamos«, confirmó, antes de hablar de nuevo de los problemas de estos días: «El primero que reflexiona sobre las decisiones que toma soy yo. Habíamos trabajado todo con otros compañeros y la gripe nos condicionó».
En opinión de Rivera, cuando cuenta «con todos y con todas las posibilidades» pueden competir, pero «cuando se te caen siete u ocho jugadores, cuesta», y así se vio «en el juego exterior», ante la falta de recursos por la baja de Waldo. No quiso entrar a valorar si esta plantilla es o no mejor que la anterior, aunque sí repitió que se está «trabajando» porque hay «algunas posiciones que mejorar». «Otra cosa es que lleguemos o lo encontremos», añadió.
El análisis del partido se redujo prácticamente a esos lamentos. No ocultó el técnico que al llegar al último tercio había faltado claridad y que «cuando te has equivocado recibes un golpe duro» como el del gol, que llegó a pesar de saber que «no se podían perder balones entre líneas porque te iban a montar una contra, como ha ocurrido».
Instalado el encuentro en los últimos diez minutos, se vio al juvenil Víctor animar a varios compañeros. Esa «situación anímica» baja se dio por cómo se dio el propio choque y por cómo se dio «el trabajo durante la semana y que cerca del partido tienes que cambiar por accidentes como la gripe». Sin embargo, Miguel Rivera quiso descartar la idea de que los refresco fueran culpables. «Hay compañeros a los que se les pasa por la cabeza, y en el descanso le he dicho que no. Culpables somos todos, pero está claro que necesitamos ayuda«, concluyó.