El Real Valladolid consiguió imponerse por 1-2 a la Real Sociedad a base de sufrimiento tras adelantarse inicialmente con dos goles de Toni y Antoñito

No ha sido sencillo, nadie dijo que fuera a ser fácil. Pero, por fin, la tranquilidad regresó a Valladolid. Y lo hizo de aquella manera, en un escenario complicado como es Anoeta, pese a que las estadísticas antes de arrancar dijeran que había posibilidades. Efectivamente, el Pucela regresó a la senda del triunfo por 1-2 gracias a los goles de Toni y Antoñito, pero lo hizo a base de sufrimiento tras aguantar estoicamente después de que Oyarzabal recortara distancias en el minuto 62. Desde ese momento lo del conjunto vasco fue un quiero y no puedo que concluyó con los tres puntos camino a Pucela.
Y es que había respeto, claro. Eran cinco contiendas sin puntuar de tres para los blanquivioletas, suficientes para dar vértigo a una afición que hace apenas mes y medio soñaba con la zona alta de la tabla y que, de repente, había despertado ante la verdadera realidad de Primera.
La salvación no va a ser coser y cantar. Es un hecho. Pero con partidos como los de este domingo el objetivo está sin duda más cerca. Veinte puntos en quince jornadas los hubiera firmado cualquiera.
Claro que todo es más fácil con una dupla como es la formada por Óscar Plano y Toni. Toni y Óscar Plano. Una pareja en la que poco parecido guardan sus protagonistas, y quizá esa sea la clave para que tengan tanto peso y notoriedad en este Real Valladolid. Simplemente, sin ellos el equipo sería la mitad. El ex del Alcorcón dio una máster class en San Sebastián de sacrificio y modos, mientras que Toni es Toni.
De las botas de los dos salió el primer tanto cuando apenas se llevaban disputados quince minutos, con los dos equipos todavía tanteándose. Robo en zona de tres cuartos, Plano filtra un balón como los ángeles para dejar solo al murciano y este empala como un 9 para mandarla al fondo de la red. Parece sencillo, pero la diana bien podían haberla fabricado entre Messi y Luis Suárez.
A partir de ahí comenzó el recital blanquivioleta. Ya estaban haciéndose para entonces con la manija los de Sergio González y la Real, que hasta hoy sumaba solo una victoria en seis partidos como local, empezó a sembrarse de dudas. Ni Janujaz, ni Oyarzabal, ni William José se encontraban sobre el campo y el equipo comenzó a derretirse como un azucarillo bajo la lluvia de Anoeta. Con el viento de cara, el Pucela supo llevar los tiempos hasta el descanso, sin tener que apretar demasiado.
Probablemente se estaba guardando todo para la segunda mitad. Y es que vaya usted a saber qué les dio Asier Garitano a los suyos en el vestuario que estos salieron como miuras, como auténticos animales a por el empate. Pero el destino es caprichoso, más en el mundo del fútbol. Cuando todo hacía intuir el cercano 1-1 en el marcador, Moyá decidió tomar por su cuenta y riesgo el protagonismo que no había tenido en la primera parte.
Un pase en largo de Alcaraz lo corrió por la banda Antoñito bajo la mirada cómplice de Theo, el portero salió totalmente a destiempo y con un simple toque, tac, el lateral se quedó presto para empujarla sin nadie que se interpusiera entre él y la portería, más allá de la falta de ángulo. Por fortuna, estuvo acertado y mientras la grada se frotaba los ojos corrió a la banda a celebrar el 0-2. Ver para creer.
Entonces cuando el conjunto Txuri Urdin reaccionó todavía con más rabia. La probable injusticia del resultado espoleó a los de Garitano, dispuestos a recortar cuanto antes para al menos intentar rascar un punto que impidiera que el Valladolid les sobrepasara en la tabla. Fue ahí donde Sergio y los suyos no fueron capaces de frenar la avalancha. El tanto de Oyarzabal, que llegó tras el millonésimo remate rival en un córner, fue solo el preludio de un acoso y derribo insufrible.
Y es que pese a la victoria, que deja a los blanquivioletas en la zona templada de la tabla con veinte puntos, hay que decir que el Pucela no supo mantenerse en pie. Aguantó el resultado y escapó con los tres puntos en el zurrón, pero fue más por demérito de un contrincante desquiciado que por virtud propia. Con tan solo un acierto en las muchas ocasiones que tuvo el conjunto local, se estaría hablando de un punto en vez de tres. Quizá ni eso. La lluvia le cayó esta vez solo al Valladolid.
Sea como sea, la realidad dicta que los blanquivioletas consiguieron en Anoeta revertir una situación que estaba tomando tintes dramáticos tras un mes de noviembre para olvidar. Los tres puntos son una pomada que permite respirar a los de Sergio y mirar la clasificación con más tranquilidad. Consuelo añadido el de haber realizado una buena primera mitad, pero dejando claro que esto no está hecho. Ni mucho menos. Queda todavía mucho sudor y sangre.
FICHA TÉCNICA
Alineaciones
Real Sociedad: Moyá; Zaldúa, Héctor Moreno, Le Normand, Theo (Jon Bautista, m. 64); Illarramendi, Mikel Merino (Rubén Pardo, m. 71), Januzaj, Oyarzábal; Juanmi (Sandro, m. 46), Willian José.
Real Valladolid: Masip; Antoñito, Olivas, Calero, Nacho; Míchel (Anuar, m. 90), Alcaraz; Keko, Toni Villa (Borja Fernández, m. 74); Óscar Plano y Ünal (Duje Cop, m. 79).
Goles: Min. 15, Toni Villa (0-1). Min. 50, Antoñito (0-2). Min. 62, Oyarzabal (1-2)
Árbitro: Iglesias Villanueva. VAR: Sánchez Martínez
Tarjetas: Calero (4′); Merino (66′); Míchel (71′); Zaldua (73′)
Incidencias: 23.260 espectadores en el Estadio de Anoeta.