Con un estilo de juego rudimentario, los pepineros golearon a un Real Valladolid inusitadamente frágil atrás y sin recursos en ataque

El Real Valladolid cayó con contundencia ante un CD Leganés eficaz pero rudimentario, que no necesitó mucho para golear en Zorrilla y acabar con sus trece meses de sequía fuera de casa. La mala actuación defensiva de los blanquivioletas fue suficiente para los de Pellegrino, que aprovecharon dos jugadas a pelota parada y dos regalos más para acabar con la poca resistencia de un equipo poco reconocible y con pocos recursos en ataque.
La primera mitad fue, probablemente, la peor de la temporada de un Real Valladolid incapaz, que tuvo un porcentaje alto de posesión y nada más. O algo más sí: sufrió en cada acción a balón parado, hecho determinante para que el encuentro se fuera al descanso con los dos goles que reflejó el marcador.
No en vano, los cinco córners que botó el Leganés fueron peligrosos para Masip. Los tres primeros se ejecutaron igual, con un bloqueo a Masip para que no saliera, varias pantallas y el movimiento de uno de los tres centrales al primer palo en busca del remate, forma mediante la cual Siovas marcó el primero en la primera acción de este tipo, a los diez minutos.
Esto propició que el cuadro pepinero radicalizara su plan, que se pertrechara incluso más cerca del área de Cuéllar, asentando próximo a él su bloque defensivo interior, formado por sus tres centrales y los tres mediocentros. Esta maraña, sumada a la posición de los carrileros, más bien laterales puros, convirtió el juego del Pucela en un quiero y no puedo protagonizado sobre todo por los extremos, a los que los zagueros concedían la banda a sabiendas de su situación no natural y poco activos o resolutivos en pasillos interiores.
Durante muchos minutos no pasó nada porque el Leganés lo evitó, se dedicó a cerrar filas con una solvencia que beneficiaba esta circunstancia anterior. Y ante la falta de profundidad y de claridad de los unos apareció la contundencia de los otros. Los de Pellegrino tenían claro que no debían conceder espacios para correr ni para triangular y sí aprovechar aquellas ocasiones que se les presentaran de cara a puerta. Y lo hicieron. Vaya si lo hicieron.
Los otros dos saques de esquina que botaron durante el primer tiempo demostraron una inusitada fragilidad defensiva de los blanquivioletas. En el primero, Óscar amplió distancias al rematar en plancha un segundo rechazo. El talaverano buscó la segunda jugada, solo tras la desatención de Daniele Verde, y su primer remate, tras impactar en un defensor, le cayó a él mismo para rematar a gol. En la última acción de este tipo antes del descanso, En-Nesyri se topó con Masip, que evitó un nuevo gol.
El arranque del segundo tiempo fue una reacción interrumpida por errores propios. Salió mejor el Real Valladolid, dominador como antes pero con más velocidad, precisión y profundidad en la circulación, y esto sirvió para que Ünal pusiera a prueba a Cuéllar al rematar un centro de Verde y el tempranero tanto de Toni, que perforó por primera vez una puerta rival desde el salto a Primera después de que el disparo en primera instancia de Nacho impactara en el poste.
Pero entonces llegó el primer regalo a Carrillo. En fase inicial, Calero se la cedió para Masip, y ni el uno ni el otro estuvieron bien: el defensor se la dio al cancerbero a contrapié y el guardameta no parecía estar del todo atento a la acción, lo que propició que la amenaza del atacante argentino se convirtiera en el uno a tres. Por si la fragilidad defensiva fuera poca, poco después Nacho se quedó quieto ante la incorporación de nuevo de Carrillo, que atacado bien espacios tras el arrastre de En-Nesyri al primer palo y, con la connivencia del lateral, de un testarazo marcó el uno a cuatro.
Pero pudo ser peor, porque al mismo Carrillo le anularon el tanto que habría supuesto un ‘hat-trick’ por una falta sobre Antoñito que evitó que subiera al marcador. La hubo, pero en todo caso la defensa del andaluz fue la misma que la de Nacho: quieto, con los pies en el suelo, nula. Con ella se completó la peor actuación defensiva desde que Sergio González se hizo cargo del equipo. Con todo, el peor partido por lo menos desde que el Real Valladolid ascendió a Primera contra un rival directo, justo contra quien no hay que fallar, y menos de local.
Antes del silbatazo final Enes Ünal maquilló un poco esta pobreza con un gol que solo se puede festejar por aquello del golaveraje y que amplía la racha de jornadas sin ganar a cinco. Pese a ello, los diecisiete puntos acumulados hasta el momento invitan a la tranquilidad. El juego, a pesar de todo lo acumulado con anterioridad, lo hace menos.