El Real Valladolid B tuvo que hacer muchas cosas para poder doblegar a un rival correoso que incomodó y que deslució el encuentro hasta el extremo

El Real Valladolid Promesas consiguió la segunda victoria del curso, segunda consecutiva de local, tras imponerse por la mínima al Las Palmas Atlético. El gol de Miguel en la segunda parte surgió para que los blanquivioletas sacaran músculo contra un rival que se mostró correoso e incómodo y que deslució el encuentro hasta el extremo de que, sobre todo la primera mitad, pareció durar el doble de lo real y reglamentario.
El no juego propuesto por los insulares llevó el partido por la senda del aburrimiento. El filial amarillo trató de adormecer a todos, pero sin balón, como otros hacen a veces; aguardó, aunque sin llegar a encerrarse, a que el tiempo pasara y a fuerza de que no pasara nada el Promesas pudiera desatender sus funciones defensivas para, como había hecho en sus tres triunfos, imponerse por la mínima y sin que el rival se diera casi cuenta.
Aunque los blanquivioletas no compraron el envite, trataron de relevarse y alterar ese guión a través de la tenencia del balón y de un afán de ganar distinto, ambicioso, real, pues de eso va el fútbol. Los canarios, en cambio, parecieron practicar otro deporte, a veces la lucha propia de sus islas. Otras artimañas, como la acción de Ismael sobre Waldo que provocó un conato de tángana que pudo haber acarrear su expulsión, no caben ni ahí.
De esa búsqueda de la enajenación rival, los de Juan Manuel Rodríguez no sacaron nada que llevarse a la boca. Mientras, los de Rivera, pese al hastío y lo anodino, no se descuidaban atrás y tuvieron algún ligero chispazo en ataque, como el tiro de Waldo en los primeros instantes u otro de Kike Pérez a las manos de Joseph después de una jugada personal de Waldo, una de las escasas en las que esta vez estuvo acertado. La ocasión más clara fue un cabezazo alto de Kuki Zalazar en un córner cerca del descanso.
El hispano-uruguayo fue sustituido en el entretiempo por Miguel de la Fuente, que revolucionó el partido. Ya fuera porque Rivera pasó a formar con un futbolista menos de posesión o porque el conjunto amarillo cayó en la cuenta de que con las formas anteriores difícilmente podrían ganar, la balanza de equilibró, pero, paradójicamente, el peligro de los locales fue mayor. Y eso que el tudelano salió un tanto revolucionado y pudo ver una amonestación a los pocos segundos de saltar al tapiz.
La vio más tarde por una dura entrada sobre un zaguero, antes de su primera gran intervención, cerca de la hora de juego. Próximo al costado zurdo, cogió un balón cerca de la cal y trató de abrirse paso entre pares. Lo hizo entre los dos primeros, pero otros dos le cerraron el paso, pese a lo que disparó –única opción que le quedaba entre la maraña de piernas–, aunque su tiro se marchó a córner.
Poco más tarde conseguiría hacer el uno a cero en una acción menos técnica y más (si cabe) de nueve, donde se colocó por delante de Pedrosa: Kike Pérez disparó ajustado desde el perfil derecho, y cuando la grada se levantaba para festejar el gol, que habría entrado muy cerquita del palo, Joseph despejó, pero no con la suficiente fuerza como para que el balón se fuera lejos, Miguel estaba cerca y empujó a la red el rechazo y provocó que el marcador se mostrara por fin justo.
Los grancanarios crecieron ligeramente a raíz de los cambios, pero aunque tenían más el cuero, no amenazaban en exceso y realizaron el primer tiro entre los tres palos en el minuto 73. Uno después pudo llegar la sentencia por mediación del punta tudelano, que apareció en un contragolpe por dentro y se presentó frente al portero, pero entre un defensor primero y luego el propio guardameta achicaron espacios e impidieron el gol.
Un grave error de Sali en un balón aparentemente inofensivo pudo costar muy caro en el tramo final. El ghanés no despejó, sino que cubrió el cuero para que viniera Samu Pérez, que lo hizo tarde y se llevó por delante al delantero, eso sí, tocando antes balón. El banquillo del Las Palmas Atlético enloqueció pidiendo penalti, pero no lo fue. Más tarde el técnico se quejaría en rueda de prensa de ello y del rasero arbitral: en realidad, lo raro fue que el Promesas recibiera más amarillas.
Pedrosa pudo marcar casi en la jugada siguiente, tras una acción de gran belleza de Miguel, en la que de nuevo dejó sentados a varios enemigos en una baldosa dentro del área. No la dio de primeras y quizá erró, pero sí de segundas, y dejó en todo caso solo a Pedrosa, aunque sin mucho espacio. Kike Pérez, cómo no, volvió a lucir su buen disparo con uno alejado que casi sorprende a Joseph, adelantado, que subió en la última falta en busca del empate.
No llegó, como sí sucedió en Pasarón, y el Real Valladolid B respiró porque otra vez podía haber ganado por varios goles de renta, como ya pasó frente al Rápido de Bouzas o ante el Pontevedra. Kike Pérez sacó un envío a pelota parada que pudo suponer la igualada y Samu Pérez lo hizo en esa última infracción cobrada con una buena mano. Pero ni esas dos últimas intentonas deberían hacer pensar a los insulares que debían haber empatado: quien quiso más y mejor, quien acumuló méritos y volumen de juego, fue el Promesas, justo y meritorio ganador y que coge impulso antes de enfrentarse al Atlético de Madrid B y al Real Madrid Castilla, gracias a los ocho puntos que ya suma.
Real Valladolid Promesas: Samu Pérez; Abel Pascual, Mario Robles, Sali, Corral; Raúl Navarro, Kike Pérez; Pablo (Javi Pérez, min. 70), Zalazar (Miguel, min. 46), Waldo (Carrascal, min. 84); y Pedrosa.
UD las Palmas Atlético: Joseph, Ismael (Gopar, min. 65), Fortes, Suárez, Erik Curbelo, Josemi, Carlos González (Robaina, min. 46), Fabio, Rober, Kirian y Yoel (Rivero, min. 65).
Árbitro: Fernández Buergo (C.T. Asturiano) amonestó a los vallisoletanos Mario, Miguel, Raúl Navarro, Kike y Javi Pérez, y a los canarios Ismael y Josemi.
Gol: 1-0, min. 60: Miguel.
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 5ª en el Grupo I de Segunda B disputado en Los Anexos en mañana soleada y primaveral de domingo, ante unos 700 espectadores.