Mohammed Salisu ha sido confirmado como integrante del primer equipo del Real Valladolid nueve meses después de llegar a España

La vida de Mohammed Salisu ha cambiado radicalmente en poco menos de un año. Llegado el pasado octubre a la disciplina del Real Valladolid de División de Honor desde la African Talent Football Soccer, se convirtió en un factor diferencial desde el primer día que se enfundó la camiseta blanca y violeta. Aquel equipo adolecía de variantes y de serenidad en la parcela defensiva, que mejoró de manera notable con el ghanés, a pesar de las barreras.
Aunque bien pronto, estas, las superó todas. En primer lugar, la idiomática, que, unida a su timidez en el primer contacto, pudo ser un problema. No lo fue –o no en gran medida– porque fue arropado desde el primer entrenamiento por un vestuario que destacó por ser una familia y por un cuerpo técnico atento y cercano.
De este modo, el aparente choque cultural y futbolístico tuvo a la postre un escaso impacto porque el fútbol, Pese a las diferencias evidentes de aquel del que provenía, le acompañaba. La humildad y el gran nivel esgrimido hicieron el resto. Aunque desde el inicio se pretendía ir poco a poco con él, pronto (aunque en silencio) reclamó un paso más.
Este llegó con el salto al Promesas, después de debutar a finales de enero frente al Coruxo. El desastre colectivo provocó una sustitución temprana, pero nunca que fuera defenestrado. Su sorprendente irrupción, que se unió a la llegada de Moi, mejoró las prestaciones defensivas del filial como lo había hecho con el División de Honor, con el que ya nunca más volvió a jugar. Entre los dos echaron el cierre al sector izquierdo por el cual los de Miguel Rivera se desangraban frecuentemente y fueron parte importante de la posterior permanencia. Solo una lesión le apartó varias jornadas del equipo; acabó disputando trece partidos, que sumó a los once que precedieron en el juvenil.
Entretanto, la lesión de Deivid trajo un debate al que ni la dirección deportiva ni los diferentes cuerpos técnicos quisieron entrar; a si debía ser su sustituto y acelerar el proceso pasando a estar con los ‘mayores’. «No tenemos que equivocarlo. Estamos día a día puliendo esos conceptos que le hagan llegar a ser futbolista. Pido a todos que le dejemos tranquilo. A veces hay prisas con la gente joven y lo que hacemos es estrellarlos. Primero tiene que haber un recorrido para que madure», dijo ante los medios de comunicación Miguel Rivera pocos días después de que el club hiciera oficial la adquisición de sus derechos hasta 2021.
Miguel Ángel Gómez, en la rueda de prensa que oficializó la renovación y promoción de Moi Delgado y Antonio Domínguez, también se refirió a él. También con lógica cautela. «Tiene unas cualidades físicas y técnicas muy interesantes; las tácticas las debe aprender», aseveró, consciente de su futuro prometedor pero también de que el riesgo de ascenderlo al filial había costado algún punto. «Hace nueve meses estaba jugando en su país en campos de tierra, en condiciones diferentes», recordó, aunque matizó: «Tengo claro que será jugador del primer equipo». Ya lo es.
Sin prisa… pero sin pausa
Sergio González no demoró la decisión ni el anuncio. En su primera rueda de prensa de la pretemporada confirmó que será «sí o sí jugador de la primera plantilla» un defensa talentoso y prometedor, pero que por razones obvias aparece a día de hoy como el cuarto en la escala jerárquica, por detrás de Kiko Olivas, Fernando Calero y aquel que refuerce la posición durante el periodo estival. Porque con Sali no hay que abandonar las cautelas; las prisas no son buenas consejeras.
Aunque el futuro es suyo, quién sabe si el más inmediato, viendo que incluso allí donde se pretendía calma hubo algarabía, alboroto; el generado por su altísimo rendimiento ofrecido en Segunda B. La Primera División, sin embargo, es otra cosa; supone subir dos escalones de golpe –y qué escalones…–, todavía joven, todavía inexperto, todavía por hacerse. Aunque el potencial, efectivamente, invita al optimismo. Las condiciones las tiene.
El reto es mayúsculo, y a la vez demuestra otra vez la confianza depositada en un central zurdo, poderoso físicamente, de gran zancada, veloz y capaz de ejercer de corrector, rol que desempeñó principalmente en el filial.
Su físico imponente permite que pueda jugar con mucho espacio tanto detrás si la defensa juega adelantada como hacia el costado izquierdo si el lateral sube, ya que su corpulencia no choca con la rapidez. En este aspecto probablemente sea desde ya el mejor central de la plantilla, y en otros no va a la zaga. Así, tal y como apercibió el director deportivo allá por el mes de mayo, debe mejorar su lectura del juego para saber, por ejemplo, cuándo debe tratar de anticiparse o si lo que requiere la siguiente acción es una frivolidad o un despeje.
Y es que, técnico, se asemeja a Calero (por lo menos al inicial) en la confianza que tiene en ser capaz de solventar la jugada manteniendo la posesión. Con el balón, pese a su apariencia, no es tosco, sabe mover el balón, si bien el salto de categoría requerirá de su parte una mayor rapidez en la toma de decisiones. La velocidad del juego y su superioridad en otros aspectos no le penalizó en la División de Honor, pero sí le costó algún error de bulto en Segunda B. Tal es así que el peso que tenía en la salida con Víctor Fernández fue bastante menor con Miguel Rivera, quien tenía como primer receptor a Mario Robles. En Primera, la lentitud o la duda pueden resultar fatales.
Ese es el riesgo que se atienen a correr tanto Sergio González como Miguel Ángel Gómez al apostar por Sali, no obstante. El ghanés, como demostró días antes de ponerse a las órdenes del catalán en sus redes sociales, sueña con parecerse al futbolista del FC Barcelona Samuel Umtiti, con quien hace menos de un año, cuando llegó a Valladolid, seguramente no podría esperar encontrarse entre bambalinas en Zorrilla, como sucederá este curso. Al francés, reciente campeón del mundo, hay quien se atreve a compararlo, si bien el recorrido que le queda por delante a la pantera del Pucela es mucho. Por lo pronto, lo recorrerá en Primera.