Martin Devlin, aficionado escocés de Inverness, recorrerá casi 2.500 kilómetros para vivir el trascendental Pucela – Osasuna en Zorrilla

No es Frodo Bolsón, tampoco Willy Fog. No recorrerá la Tierra Media hasta el Monte del Destino, ni mucho menos dará la vuelta al mundo en ochenta días. Pero sí realizará una proeza viajera digna, histórica, en una demostración perfecta de lo que la pasión por el fútbol, por unos colores, puede llegar a hacer. Martin Devlin, escocés de nacimiento, estará este sábado en el José Zorrilla en el momento en el que el árbitro decrete el comienzo del trascendental encuentro entre Real Valladolid y Osasuna.
¿Cómo? Sí, sí, tal cual lo leen. Esa es precisamente la magia. Martin, natural de Inverness, se meterá entre pecho y espalda 1.500 millas, o lo que es lo mismo, casi 2.500 kilómetros, entre coche, avión y autobús desde la madrugada de este viernes para poder hacer noche en Pucela y ver al equipo de sus amores el sábado. Todo comenzó, o al menos se oficializó, el 26 de febrero, hace ya más de tres meses.
«Estoy muy orgulloso de decir que en junio viajo las 1.500 millas del norte de Escocia al estadio José Zorrilla para ver al Real Valladolid en el partido ante Osasuna. ¡Aúpa Pucela!», publicó en la red social Twitter, acompañado de una fotografía del inmenso trayecto extraída de Google Maps, otra del estadio y una más del escudo blanquivioleta. Todavía quedaba mucha Liga, mucha incertidumbre de en qué estado se encontraría el equipo llegado este momento, pero él ya lo tenía claro.
Una aventura ilusionante
«Esta va a ser la primera vez que viaje para ver al Real Valladolid en España», explica Martin a Blanquivioletas, quien ya le entrevistó en 2011, en donde reconoció su pasión por el club desde el momento en el que se realizó la pretemporada de aquel año en Inverness. «En 1999, viajé a Barcelona para ver un partido del Barcelona contra el Real Madrid, pero nada más», asegura, antes de hincharse de valentía para decir que realizará el viaje completamente solo.
«Este viernes salgo de casa a las cinco de la mañana para conducir hasta Edimburgo en coche. Mi vuelo sale desde allí a mediodía y llegaré a Madrid a las cuatro. Ya para terminar cogeré un autobús hasta Valladolid, a donde llego a las nueve de la noche». Desde luego no es el triplete de Guardiola, pero la combinación coche, avión y bus ya supone un buen logro en tan poco espacio de tiempo. Y más teniendo en cuenta que será la primera vez que visite Zorrilla.
¿Realmente merece la pena? «Sí, es muy importante para mí», responde. «Además no es solo por ver el partido, estoy muy feliz de tener la oportunidad de ver a mi equipo». Quién se lo iba a decir en aquel verano de 2011, cuando los nombres de jugadores como Sisi o Javi Guerra plasmados en la blanquivioleta hicieron que se enamorara casi instantáneamente del club. Sin duda, para casos como el de Martin toma cuerpo el cántico tan escuchado en Zorrilla de «recorrer kilómetros y superar obstáculos».
«Trabajo en un hospital psiquiátrico en Inverness, con personas con problemas de salud mental», sigue. «A veces es un trabajo muy duro, pero me gusta mucho», asegura el natural de Inverness, en donde vive con su mujer y sus dos hijos. Pero volviendo al partido de este sábado, deja claro que no puede encararlo con más ilusión, consciente de la bendita locura que está realizando.
«La mayoría de las cosas para preparar el viaje han sido fáciles, pero la verdad es que ha habido cosas para las que he necesitado ayuda». ¿Lo adivinan? Efectivamente. Martin necesitaba un alma caritativa y desinteresada que le sacara una de las entradas de promoción para el choque. Y ahí es donde han tomado partido las redes sociales. «Ha habido mucha gente que ha querido ayudarme, y quiero dar mil gracias a todos ellos. ¡Ha sido fantástico!», exclama, emocionado.
Un partido para la historia
Efectivamente, su compañero Carlos Santos, @carlosantos007 en Twitter, tuiteaba el lunes orgulloso de tener ya la entrada para poder regalar «al amigo @MartiRVCF para su estreno en Zorrilla». Para que digan que el fútbol no une o que en Valladolid la gente es fría. «Carlos Santos es un crack, absolutamente fenomenal», explica el escocés.
«Es justo reconocer su ayuda y la de otros, solo puedo dar muchísimas gracias». Precisamente ambos se sentarán juntos en Zorrilla después de haber compartido momentos con otros aficionados -«espero conocer muchos el sábado», dice- para vivir el momento más importante de toda la temporada.
«Creo que vamos a ganar, claro. Contra el Zaragoza jugamos muy fuerte y confío en que podemos llegar al play-off, volveremos a Primera». Poco hace falta decirle a Martin para venirse arriba. «Tenemos que creer. ¡Somos Valladolid!». ¿Hay alguien que no recuerde la famosa frase acuñada por Djukic en aquel ascenso de 2012? Desde luego que él no la ha olvidado desde aquel mágico momento, uno de los que atesora con más cariño.
El resto, desde este viernes, es ya una incógnita cargada de ilusión. Se acabaron los momentos de seguir al Pucela por la radio, de conformarse con ver los resúmenes por Youtube con la blanquivioleta puesta, de gritar goles con los ojos puestos en tuits en el ordenador. Lo de Martin serán milquinientas millas de viaje para ver tocar la gloria al Real Valladolid.