Jaime Mata lidera la goleada en Lorca FC de un Real Valladolid que tuvo que remontar pero que pudo ganar por una ventaja todavía más amplia

Al Real Valladolid la primavera le ha sentado como cualquier canción de Queen a la vida. Mágica, lo tiene en el play-off, consolidado al menos en cuanto a sensaciones después del manotazo al Lorca FC. Y, como la histórica banda británica, el conjunto de Sergio González está liderado por un tipo genial, de personalidad arrolladora, que solo podría molar más si se dejase bigote ochentero. Cuando en noviembre se presente en los cines la biopic de Freddie Mercury y el grupo, es posible que Jaime Mata ya esté cantando el ‘We will rock you’ en otro club. Pero a la mierda, disfrutemos del presente.
El presente de Mata es embriagador, de otra manera, pero histórico. Si con él hubiera que escribir un musical, visto lo visto, habría que modificar el título de la canción por ‘Don’t stop him now’. Que nadie lo pare es exactamente lo que pide cada aficionado blanquivioleta, cada empleado del club y hasta aquellos que de seguir de moda el teletexto buscarían ahí a ver qué coño ha hecho hoy el Pucela. Y lo que ha hecho es dar un golpe de mano que se resiente en toda la Segunda División. Gracias a su ariete. A su líder. A su Freddie.
Cada vez que marca –treinta y dos veces lo ha hecho ya en la presente temporada–, el equipo lo abraza con idéntico fervor con el que desearía hacerlo la afición, y después de tanto sufrir, incluso durante esta campaña, más de uno, en el subidón post-victoria (al fin la tercera consecutiva) se imaginará siguiendo en la Plaza Mayor una improvisación suya micrófono en mano como si aquello fuera Wembley y el madrileño el genio resucitado.
En el Francisco Artés Carrasco la remontada la tuvo que iniciar Borja, con una vaselina que, pese a la posición del pie en lo que terminó siendo un remate, solo él sabe si fue eso o un centro. Sea como fuere, vino a aliviar su tanto la sensación de endeblez que el Real Valladolid estaba dejando, básicamente porque el Lorca llegaba con demasiada claridad a posiciones ofensivas. Bisoño, sin demasiados recursos, precisó de la enésima acción a balón parado para meter el miedo en el cuerpo a los setenta desplazados desde la capital del Pisuerga.
El gol del mediocentro gallego tranquilizó las cosas y dejó el terreno expedito para que luego viniera Mata y se luciera, como cuando Mercury se sentaba solo al piano. El ariete puso el uno a dos al poco de comenzar la segunda mitad desde el punto de penalti, después de la infracción cobrada sobre Pablo Hervías. Unos minutos después cazó un rechazo de Dorronsoro, que no pudo hacer otra cosa que dejar el despeje enfrente del delantero después de un duro disparo de Óscar Plano.
Hasta entonces el Real Valladolid había sido superior, pero no había sido capaz de encontrar un fútbol convincente por atractivo. Fue como un calentamiento. Porque en el tramo final se sintió a gusto y si no fuera por el portero la goleada habría acabado siendo escandalosa. Míchel salió desde atrás en una buena jugada combinativa y pisó área para marcar el cuarto a falta de poco tiempo para el final y Gianniotas centró para que Mata culminara la mayor goleada a domicilio de la temporada, la tercera victoria seguida varios años después y la tercera consecutiva fuera.
Pero, por mucho que fuera el Lorca un equipo descendido, y que ello deba llamar a la mesura, lo mejor fueron las sensaciones, lo que disfrutaron los setenta del Artés Carrasco, los catorce que jugaron y cuantos vieron el partido desde Valladolid. No es solo que el manotazo afiance al Pucela en la promoción, es que confirma que no hay canción de Queen que le venga mal al actual momento de forma que atraviesa el equipo.
Si acaso, el ‘We are the Champions’, que ya no se descarta en una hipotética final para el ascenso. Para conseguirlo queda mucho, pero es tanto lo que ha quedado atrás que la afición ya se permite soñar. Mata, con sus goles, la hace soñar; vibrar como cuando Freddie, micrófono en mano, decidía improvisar. Contra el Real Zaragoza, ‘The show must go on’, pero por favor, ‘Don’t stop him now’. Que nadie pare a Mata, que con él ‘We will rock you’.
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