El delantero del Pucela volvió a ser decisivo con dos goles y una asistencia de auténtico crack para que Óscar Plano diera la victoria final
«¡Gol del Real Valladolid! ¡Gol de Jaime Mata!»

Da igual cuando escuches estas palabras, porque el gol del Real Valladolid lleva nombre y apellidos, los del delantero madrileño, con el que se empiezan a acabar los calificativos, sobre todos tras actuaciones como las de este viernes ante el Huesca.
Otros dos goles a la saca del pichichi de la categoría que suma ya ni más ni menos que veintitrés y todavía parece que le quedan muchos por meter. Llas palabras de Luis César al decir que en esta segunda vuelta no anotaría tantos goles por el cambio de sistema están siendo por ahora erróneas, ya que sigue perforando la red rival. Bienvenido sea el ‘error’, y que lleguen otros veintitrés si hace falta si con ello consigue el Real Valladolid llegar a Primera División y quién sabe si también que el goleador luzca los colores blanquivioletas otra temporada más. Muchos son los equipos que se frotan las manos y preparan los talonarios para acometer el fichaje.
Pero realmente Mata es mucho más que goles; es entrega, lucha, pasión y un hambre insaciable, que si la campaña pasada gustó a la grada, a pesar de no estar acertado, esta está totalmente a sus pies, como un mago que realiza su truco de magia y deja boquiabiertos a todos los espectadores. Y sí, el ‘killer’ volvió a hacer magia sobre el escenario que más le gusta, el campo de fútbol.
El primero de la noche fue de delantero puro, recibe dentro del área un pase de Antoñito, que se marcó un jugadón, y bate a Remiro. El show no había hecho más que empezar, apenas acaba de sacar el conejo de la chistera, un truco varias veces visto.
El segundo truco todavía fue mejor, como cortar a su ayudante por la mitad. Kiko Olivas metió un balón en largo que Mata aprovechó a la perfección para plantarse solo, aunque algo escorado a la derecha, ante Remiro. El pichichi no falló y fusiló al portero oscense para sumar su gol número 23 en las 27 jornadas que ha jugado el Pucela. Pero quedaba el gran número final, con el que levantar a todo el mundo de su asiento.
El delantero realizó su mejor truco hasta la fecha con un control con el pecho de auténtico crack y una asistencia de sombrero para Óscar Plano ,que definió con una volea el pase de genio que le había dado su compañero. Así el Real Valladolid conseguía los tres puntos, pero un servidor no podía hacer otra cosa que quitarse el sombrero, aplaudir y hacer una reverencia ante tal genialidad.
Todavía tuvo tiempo de hacer su personal triplete, que evitó Remiro con un paradón y de luchar por un balón que parecía imposible. Jaime Mata es eso y simplemente se puede dar las gracias porque poder disfrutar de él jornada tras jornada, porque jugadores que suden la camiseta como él lo hace no los hay muchos.