La salida de tres defensores en el mercado invernal y la lesión de Deivid dejan esta parcela escasa de efectivos naturales
La lesión de Deivid, producida ante el Granada y de gravedad, pues estará entre tres y cuatro meses de baja, deja al descubierto una cuestión que la afición del Real Valladolid temía: la falta de efectivos en el puesto de central. La preocupación, que ya existía, se ha plasmado en las redes sociales desde el mismo anuncio del club del prolongado periodo de ausencia del zaguero grancanario. Sin embargo, el problema no es único del primer equipo, ya que entre los tres primeros equipos hay solamente siete centrales puros, sin contar parches o ascensos eventuales que, siendo otra realidad que ya se ha plasmado en lo que a la cantera concierne, no obvia el número escaso.
En el caso del primer plantel, el que requiere y suscita un mayor foco mediático, lo que ese sector crítico de la hinchada está criticando desde el último día del mercado invernal es que se diera la salida de Guitián sin que hubiera ninguna entrada en su lugar. Como explicó Miguel Ángel Gómez, había que hacer números para seguir las férreas exigencias presupuestarias, y dado que el cuarto central a priori iba a jugar (y estaba jugando) poco, se optó por esa vía, que dejaba al lesionado Deivid, a Calero y Kiko Olivas como piezas naturales. No obstante, como recordaba el propio director deportivo, Borja o Luismi han actuado ahí en el pasado, llegando incluso el andaluz a debutar en Primera con Emery ocupando esa posición. Aunque eso paliaría el problema, ¿será suficiente?
El tiempo determinará si es así, y no quien escribe o aquel que tache de agorero el solo hecho de hacerse la pregunta. No cabe duda; dirigir es decidir, y la decisión de Gómez, consensuada con Luis César, fue motivada. Además, la cantera está para tirar de ella, aunque en los primeros eslabones tampoco son muchos los efectivos. Así, si Sampedro tirara de Mario Robles, quien hizo la pretemporada a sus órdenes, el filial se quedaría con un único futbolista propio y natural ahí.
Y es que en el Promesas también ha habido salidas, dos en este caso, la de Rubén al Cacereño y la más reciente de Porto, anunciada aún este lunes por el Real Valladolid, en dirección a Independiente de Medellín. Aquí la dirección deportiva sí se movió en el mercado, intentando que hubiera por lo menos un fichaje que paliara las marchas. Hubo varias opciones por lo menos estudiadas como la de Abel Pascual, que finalmente se quedó en el Guijuelo, o la de Mikel Fernández, que acabó fichando por Osasuna Promesas y quien, de hecho, no habría sido una posibilidad en este caso por no ser sub 23. Ninguna fraguó.
Por ello, en los tres últimos encuentros el juvenil Sali ha estado a las órdenes de Miguel Rivera, como se espera que esté ya de aquí hasta el final de temporada, dada la problemática y el buen rendimiento que ha ofrecido en su debut en Segunda B, confirmando las buenas sensaciones que estaba ofreciendo a las órdenes de Víctor Fernández y adelantando por la derecha a Willy Velásquez, el otro central del filial y cuyas prestaciones no han estado a la altura de lo que es: todo un finalista del Mundial sub 20.
Indiscutible hasta entonces en el División de Honor, el defensor ghanés había arribado con la temporada ya comenzada precisamente por la falta de efectivos defensivos en dicho equipo. Después de su ascenso, Óscar de Frutos y Tena son quienes pueden ocupar la posición con naturalidad, si bien aquí también se ha tirado de la cadena de producción para cubrir eventualidades como la lesión que tuvo el segundo entre el final de 2017 y el comienzo de este 2018.
Así, Cebri ha tenido minutos en alguna ocasión y en las últimas fechas parecía estar asentándose David Gómez, un juvenil de primer año llegado del CD Arces el pasado verano y que en el primer tramo de curso destacó como goleador en Liga Nacional, pues una de sus principales virtudes es el juego a balón parado, también ofensivo. Se da la circunstancia, empero, de que Gómez sufrió un golpe contra el Atlético de Madrid que le obligó a ser sustituido y a pasar por el hospital, con un traumatismo craneoencefálico leve y con una fuerte hinchazón en un labio, que posiblemente impida que pueda jugar el próximo fin de semana.
Con todo, y aunque se encuentra muy lejos de la matriz, es un contratiempo más en la línea de centrales, más liviano por los conjuntos en los que juega y por el menor periodo de baja que se prevé, pero parte igualmente de un problema que se habrá contemplado como resoluble antes incluso de que se presentase, pero que existe igualmente. Porque, ciertamente, que haya alternativas hace que la problemática sea menor, cuanto menos sobre el papel. Ahora bien, borrar no la borra.