El Real Valladolid cayó en el Cerro del Espino en un partido en el que el Atlético de Madrid no dio opción

El Real Valladolid no pudo sacar nada positivo de su visita al Cerro del Espino. Se dio de bruces con un Atlético de Madrid muy sólido, que demostró su condición de líder maniatando a los blanquivioletas desde los primeros compases y evitando así su habitual producción ofensiva.
El dominio alterno del balón en los primeros compases no se puede decir que fuera un espejismo, pero quizá sí engañoso, porque él territorial era sin lugar a dudas colchonero. Bien plantado, el Atleti jugó con el Divi como el gato que juega con la madeja. No le permitió sentirse nunca cómodo, impidió que pasara prácticamente de su mitad de campo y fue contundente a la hora de manifestar ese mando con goles.
Los de Manolo Cano acosaban al Real Valladolid lo suficiente como para embarrar su juego, aunque la presión no fuera desmedida. Una vez recuperaban el balón, buscaban hacer daño sobre todo a través de Obama, un diablo en el costado izquierdo, así como de Giovanni entre líneas. Sería el atacante guineano quien pondría el uno a cero sobrepasado el cuarto de hora, aunque vino la acción del otro lado.
Se mostró el Divi demasiado tibio a la hora de defender el ataque local por el costado derecho –izquierdo defensivo–, desde el cual salió el balón al segundo palo para que Salomon marcara. Fue como si no costara; no pareció hacer mucho el conjunto colchonero para ponerse por delante, pero es ahí donde radica su ‘magia’: te gana sin que sepas muy bien cómo.
Lo que no quiere decir que él no sepa o que sea casual. Al contrario: parece hacerlo simple, es sólido y dañino a la hora de aprovechar sus ocasiones. Como aprovecharía poco después otra para hacer el dos a cero. Lo marcó un ex, Adrián Ferreras, en una segunda jugada. Había disparado Garcés y repelió David, pero el rechazo le cayó al benaventano, que puso tierra de por medio.
La distancia era amplia en el marcador y lo sería después también en cuanto a sensaciones, aunque antes quedó por ver un tramo final del primer periodo en el que la premisa era muy clara: el líder no quería dejar jugar a un rival atenazado, superado, que no fue capaz de enlazar y amenazar la portería de Álex en todo ese primer tiempo.
En el inicio del segundo, pronto, JC hizo el tres a cero en un testarazo tras un envío de una falta lateral de Agüero. Aquello, durante unos cuantos minutos, empequeñeció al Real Valladolid todavía más. No hizo falta que el Atlético de Madrid amasara el cuero para sentirse y mostrarse tremendamente superior. Cuando lo tenía, buscaba ser dañino sin ambages, se iba a por la portería de David, ambicioso.
Los cambios introducidos en ataque mejoraron al cuadro de Víctor Fernández. Rafa, Dali y David Sanz aportaron chispa a un equipo que hasta entonces había carecido de ella, aunque, a decir verdad, sirvió de poco. Bien es verdad que Orea pudo recortar distancias en una acción a pelota parada, pero la desventaja ya era grande, y lo fue más justo antes de que el tercero de esa terna saltara al campo.
Una buena jugada por la izquierda acabó en las botas de Adrián Ferreras, que otra vez superó a David con otra llegada desde atrás, acciones con las que tanto daño hizo a los blanquivioletas. El cuatro a cero era una losa, aunque insalvable lo parecía ya de antemano. Y, a decir verdad, no se puede discutir que fuera justo: no era el día del División de Honor.
Así, el gol de Dali de falta directa, por debajo de la barrera y en el minuto ochenta, fue un simple acicate, la prueba de que al final los rojiblancos no se esforzaron en defensa como al principio y de que el Divi quería maquillar lo sucedido. Pudo hacerlo más aún en el penalti fallado por Adrián Herrera en la última jugada del partido, aunque tampoco pudo ser.
Y, a decir verdad, quizá fue lo más justo, porque no hizo tanto el Real Valladolid como para merecer dos goles y, en cambio, su rival sí tuvo ocasiones como para ganar por tres tantos o más, puesto que David se erigió salvador de alguno en el tramo final, con un par de intervenciones muy meritorias. Desde un punto de vista formal, clasificatorio, habría dado igual: la derrota, unida al triunfo del Rayo Majadahonda ante el Atlético Casarrubuelos, provoca la caída a la sexta posición, con 34 puntos, a dos de los majariegos, a la espera de ver qué hace el Getafe contra el Unión Adarve en la tarde del domingo.
Atlético de Madrid: Álex; Ricard, Aitor Puñal, JC (Mikel Carro, min. 63), Montero; Óscar Castro, Ferreras; Agüero, Giovanni (Joaquín, min. 69), Obama (Andy, min. 59); y Borja Garcés(Roro, min. 54).
Real Valladolid: David; Arnáiz, Óscar, David Gómez (Tena, min. 22), Nieto; Álvarez, Pablo Orea, Raúl (Rafa, min. 60), Pablito (David Sanz, min. 72); Víctor (Dali, min. 60) y Adrián.
Goles: 1-0, min. 17: Obama. 2-0, min. 28: Ferreras. 3-0, min. 52: JC. 4-0, min. 71: Ferreras. 4-1, min. 80: Dali.
Árbitro: Diego Gay Vázquez, del colegio madrileño. Amonestó a los locales Borja Garcés y Álex y a los visitantes Arnáiz y Álvarez.
Incidencias: Partido correspondiente a la vigesimotercera jornada liguera en el Grupo V de la División de Honor, disputad en la ciudad deportiva del Atlético de Madrid.