El Real Valladolid no logró romper el empate a cero ante un Tenerife que dominó el juego, sobre todo en la primera parte, pero que se topó con un infranqueable Masip

No solo jugó el Real Valladolid con una hora menos en el Heliodoro como una marcha por debajo de la intensidad que demanda Luis César a los suyos. Así, los blanquivioletas no lograron abrir la lata en los noventa minutos que duró el choque ante un Tenerife que, aunque lo intentó con un poco más de fe, se estrelló contra un inmenso Masip.
Calero en el lugar del lesionado Kiko Olivas y Chris Ramos ocupando el lugar de Mata, que cumplió ciclo de amonestaciones, fueron las novedades en el once inicial de un Pucela que saltó al césped tinerfeño con la idea de las últimas jornadas muy clara: no correr riesgos y aprovechar las oportunidades más claras.
Sin embargo, los de Martí parecieron dar con la tecla para, al menos durante la primera mitad, hacer saltar por los aires la hoja de ruta de los blanquivioletas. Aitor Sanz fue el primero que intentó inquietar a Masip, tras rematar de cabeza un buen centro de Lucas Pérez. Primera de las tres intervenciones de mérito del guardameta catalán.
Los tinerfeños comenzaron a hacerse con el control del balón, generando peligro por ambas bandas y dificultando la salida del juego del Real Valladolid. Con todo, los blanquivioletas no sufrían en demasía, se replegaban bien cuando la ocasión así lo demandaba e intentaban aprovechar sus ocasiones.
El Tenerife apretaba, pero no ahogaba. Cerca estuvo de conseguirlo nuevamente Aitor Sanz, que armó una potente volea con la izquierda tras una jugada protagonizada por Lucas Pérez y Casadesús, pero el cancerbero blanquivioleta se estiró y echó el balón fuera.
Cuando mejor estaban los locales llegó el tanto pucelano, obra de Moyano tras botarse un saque de esquina, pero el remate estaba invalidado previamente por fuera de juego del lateral. Con el susto aún en el cuerpo, los chicharreros no soltaron el esférico hasta que el colegiado decretó el final de la primera parte.
Tras el paso por vestuarios, la tónica fue muy similar, si bien es cierto que ese dominio de los de Martí dejó de ser tan intenso como lo fue en el primer acto. El técnico balear movió el banquillo, y la entrada de Suso Santana cerca estuvo de tener consecuencias letales para los blanquivioletas, aunque ni Malbasic ni Camille lograron rematar la faena.
También tuvo la suya el Real Valladolid, que pudo ponerse por delante en el marcador si el remate de Chris Ramos, muy luchador pero poco efectivo durante los setenta minutos que estuvo sobre el césped, no se hubiera marchado desviado.
No era el día para los atacantes blanquivioletas, que se marcharon de vacío del Heliodoro. Pudo ser peor de no ser por Masip que, a falta de cuatro minutos para que se cumpliera el tiempo reglamentario, sacó una buena mano al disparo de Acosta desde la frontal del área.
Ni siquiera la expulsión de Jorge Sáenz, ya en el añadido, por doble amarilla fue suficiente para poner un poco de picante a un choque en el que el Real Valladolid fue correcto a la par que incapaz de inquietar lo más mínimo al Tenerife durante los noventa minutos. Así, los blanquivioletas no consiguieron la que hubiera sido su tercera victoria consecutiva, y se quedan en la décima plaza con 36 puntos, a solo dos de los puestos de play-off.