Análisis del próximo rival del Real Valladolid

Año Nuevo, vida nueva. El Real Valladolid quiere comenzar 2018 de la mejor manera posible, dando continuidad a la racha con la que cerró el año, es decir, a base de victorias. Y es que pese a los dos últimos triunfos, los blanquivioletas continúan a cinco puntos de la zona de play-off. Una distancia todavía demasiado amplia para poder decir en voz alta que las cosas marchan bien.
El problema es que el que estará enfrente se encuentra en una situación muy similar, muy pareja a los de Luis César Sampedro. Osasuna espera ya en El Sadar con ganas de dar una alegría, un regalo de Reyes Magos a su afición, deseosa del mismo objetivo que la del Pucela. Es momento de dar otro paso para empezar el año con buen pie.
Hermanos gemelos
Y tan pareja es la situación entre albivioletas y rojillos que los dos están empatados a puntos en la tabla. Veintinueve rayitas en cada casillero, con la única salvedad de que los primeros las han cosechado en base a ocho victorias y cinco empates mientras que los segundos con siete triunfos y ocho igualadas. Una mínima diferencia que sitúa por encima a los navarros, en octava posición, apenas por una diferencia de goles más favorable.
No es este el único parecido que guardan Valladolid y Osasuna. Más allá de la situación actual, ambos son equipos caídos de manera más o menos reciente a Segunda División y, por tanto, con la obligación de retornar a la Liga de las estrellas lo más pronto posible. Si bien es cierto que los pamploneses lo hicieron esta pasada temporada y por tanto la necesidad es más acuciante.
Por eso este mes de enero se plantea como fundamental para remontar la situación y regresar a los puestos álgidos de la tabla. El primer choque ante el Valladolid es tan solo una primera piedra de toque para iniciar la remontada, más necesaria que nunca al estar las aguas institucionales revueltas. Y sino que se lo pregunten a Luis Sabalza, nuevo presidente del club desde el pasado 19 de noviembre, cuando Juan Ramón Lafón y Víctor Álvarez se quedaron fuera de la carrera al no aceptarse sus avales económicos necesarios para poder presentarse.
Desde entonces, Lafón decidió llegar a la vía judicial para mantener sus posibilidades, para precisamente esta misma semana decidir la marcha atrás. Sabalza seguirá como máximo mandatario, pero la afición y la ciudad ya son perfectamente conscientes de que las cosas no marchan tan bien como gustarían en los despachos de El Sadar. Por eso solo queda intentar refugiarse en lo deportivo.
Local mediocre
¿Pero y a que juega este Osasuna? Con un habitual 4-4-2 por bandera, puede decirse que Diego Martínez no termina de dar con la tecla adecuada para que el equipo encuentre la regularidad necesaria. A falta de algún posible refuerzo invernal, David Rodríguez, un viejo conocido como Quique González y Xisco, con dos goles los dos primeros y seis el tercero, son el trío de rotación para los dos puestos de ataque, escoltados siempre por Lucas Torró y Fran Mérida en el centro del campo.
Los números dictan, eso sí, que aquel hecho tan extendido en el mundo del fútbol de que El Sadar es prácticamente inexpugnable no es cierto, no al menos esta temporada. Y es que los rojillos han cedido cinco empates y una derrota como locales, a cambio tan solo de tres triunfos ante su afición. Poco rédito para estar en puestos de privilegio, claro.
Así las cosas, y después de la última victoria ante el Lorca (0-1), Osasuna también quiere seguir confirmando su mejoría para poder aspirar a cotas más altas. La empresa no pinta sencilla, y más cuando los dos buscan el mismo objetivo a corto plazo.
El hecho de que los rojillos sean el tercer equipo menos goleado de la categoría, con solo quince tantos encajados en veinte partidos, también puede resultar un factor relevante en la pugna.
Curiosidad del rival de esta jornada: Osasuna puede presumir de ser el único equipo de Primera y Segunda División con nombre en euskera. Dicha denominación fue propuesta por Benjamín Andoáin y significa “fuerza, salud o vigor”.