Sampedro mostró su satisfacción por la manera en que el Real Valladolid sacó el partido adelante a pesar de que el marcador no mostrara la neta superioridad plasmada sobre el campo
El Real Valladolid cierra el año 2017 con buen sabor de boca tras dos victorias consecutivas. El triunfo ante el Zaragoza dejó una sensación un tanto extraña porque aunque el marcador final reflejara un 3-2, sobre el campo pareció que pudo ser un 6-2 ante el aluvión de ocasiones blanquivioletas, a pesar de que tras cometer penalti y el conjunto maño acercarse en el marcador, el cuadro local quedó grogui durante unos minutos.
Luis César puede estar satisfecho de comerse el turrón en el banquillo del Pucela porque tenía una papeleta muy complicada de solventar, pero finalmente el técnico gallego pasará unas navidades tranquilas, más allá de las reuniones que mantenga con la dirección deportiva para posibles llegadas y salidas durante el mercado invernal. Centrándose en el partido estrictamente el de Villagarcia de Aruosa hizo un análisis extenso del encuentro, que se resume en tuvieron el control, pero que volvió a entrar miedo tras el penalti que supuso el 3-2.
«Creo que hemos hecho muy buen partido. Marcamos tres goles y pudimos marcar otros tres. Tuvimos el partido controlado ante un buen rival, concedimos muy poco, aunque el penalti metió al Real Zaragoza en el partido sin haber hecho nada«, analizó.
Y prosiguió: «Creo que fue un partido para ganar por más de un gol y por más de dos. En la segunda parte el partido estaba para el 4-1, pero el miedo nos hace ver cosas que no estaban sucediendo. Con el penalti volvieron los fantasmas, pero creo en general hicimos un buen partido. Fuimos muy superiores al Real Zaragoza de lo que indica el marcador. La clave estuvo en saber contragolpear y no dejar que el rival se colocara tras pérdida de balón», aseveró.
El propio técnico reconocía que en el descanso los jugadores estaban «descolocados» y con la mosca detrás de la oreja para que no se repitiera lo ocurrido ante el Numancia dejándose remontar un 2-0. «A los chicos en el vestuario les dije que estuvieran tranquilos porque todos hubiéramos firmado el 3-1 al descanso, pero comprendo que estuvieran intranquilos después de los partidos anteriores», indicó.
Sampedro se mostró bastante cauto, pero contento por la forma en la que afronta el parón el equipo: «Hemos sumado dos victorias consecutivas y espero que hayamos pasado el bache. Ahora viene el parón y a la vuelta tenemos que volver a apretar las clavijas. No hemos conseguido nada todavía porque la competición es muy larga y al que se confía o se relaja no le perdona. Hay que estar alerta para seguir creciendo en la clasificación».
Con la llegada de Papa Noel y los Reyes Magos tan cercana se hizo imposible no preguntarle al técnico sobre qué le gustaría que le regalasen y sin duda el gallego pide «éxito», no para él, sino para el Real Valladolid: «Pido éxito para este equipo y no es otro que estar en Primera División en este año 2018. No será fácil, otros lo han intentado antes que yo sin éxito, pero vamos a trabajar para darlo todo y espero que se cumpla».
Pero para que los deseos de Sampedro se cumplan, probablemente haya que hacer cambios en este equipo y eso pasa por hacer fichajes en este mercado invernal y que jugadores que no cuentan hagan las maletas rumbo a otro destino. A pesar de ello por Zorrilla hay miedo de que algún club de Primera llegue y se lleve a Jaime Mata, al pichichi de la categoría y que en este partido pudo llevarse un saco de goles a la espalda, a golpe de talonario. Al respecto el técnico reconoció su deseo de que con continuara la importancia de contar con un jugador como Mata: «Es muy importante para nosotros y nosotros para él por nuestra manera de jugar. Nos necesitamos mutuamente y espero que siga con nosotros y marque 30 goles».
Si Mata se queda puede ser el mejor regalo que reciba estas navidades el técnico de Villagarcía de Arousa junto a llevar al equipo a luchar por ascender a Primera División.