El entrenador continúa poniendo excusas por cada derrota y no ve peligrar su puesto en el Real Valladolid a pesar del mal partido que volvió a hacer el equipo
Nada nuevo en el horizonte. Luis César sigue sin mostrarse crítico en la derrota de su equipo, una más lejos de Zorrilla, y que le ponen en la cuerda floja al frente del banquillo pucelano. El Real Valladolid volvió a parecer cualquier otra cosa menos un equipo de fútbol y navega sin rumbo hacia ninguna parte sin corregir los errores que jornada tras jornada lastran a los blanquivioletas y no les permiten avanzar.
Sampedro todavía cree que el equipo «está a tiempo de revertir la situación» y volver a estar arriba en la tabla, pero la realidad es que al técnico gallego tiene el crédito agotado o le queda muy poco. Todos los equipos saben cómo jugar ante este Real Valladolid y no importa que el rival sea el Huesca que sea el Albacete porque son conscientes que si aprietan en la primera media hora de juego se podrán aprovechar de un fallo pucelano y marcar.
«Estoy disgustado y triste. Uno siempre va con la confianza de que va a ganar y conseguir romper la racha de resultados negativos y no ha sido así. Cuando tienes las cosas a tu favor los futbolistas se sienten invencibles, pero ahora lo ven todo muy complicado. A la mínima que crean peligro nos hacen un gol y eso condiciona el resto del partido«, señalaba el técnico en rueda de prensa, aunque pueda parecer que es una frase que repite derrota tras derrota sin variar el guión.
Por ello mismo la autocrítica es nula y sigue empecinado en mantener un sistema de juego que no parecen creerse ni sus propios futbolistas y que él achaca tan solo al estado anímico mientras señala que urge conseguir una victoria que dé «tranquilidad y confianza» al vestuario. «Necesitamos ganar ya un partido. Es lo que nos hace falta. Ahora cualquier cosa nos daña y, a diferencia del inicio de temporada, no somos capaces de llevarnos partidos igualados. Cuando merecemos poco perdemos y cuando merecemos más casi que también lo hacemos», añadió.
En su línea de no asumir los errores asegura que partidos como el del Albacete «comenzaron bien» y que este se decantó a favor del rival por «una genialidad de Zozulya» y volvió a insistir en la necesidad de ganar al Lorca para recobrar sensaciones perdidas que hacen que su puesto penda de un hilo.
Todas las críticas giran en torno al entrenador que no es capaz de evitar que su equipo se desmorone cual castillo de naipes al sufrir una ligera brizna de aíre. Cuando una pieza se cae, el resto lo hacen solas, tan solo es cuestión de minutos. A pesar de ello, en los útimos días tanto Carlos Suárez, como Miguel Ángel Gómez han ratificado a Sampedro en su puesto, aunque esto suele ser el preludio de un despido días después.
Sobre su posible destitución habló sin miedo alguno a que pueda suceder, aunque parezca ser evidente que la situación está pudiendo con él: «Si el Real Valladolid no está entre los seis primeros es normal que la gente esté disgustada. Hace mucho tiempo que ya no pienso en esas cosas. Ojalá que no sea destituido y creo que no va a suceder, pero ahora tan solo tenemos que centrarnos en el próximo partido, en trabajar para lograr sumar más victorias y solucionar los problemas».