Zozulya anotó los dos goles del Albacete y enciende las alarmas al provocar la tercera derrota consecutiva del Real Valladolid

«Vuelve, a casa vuelve. Por Navidad», como decía el anuncio. Eso es lo que espera el aficionado del Real Valladolid con respecto a su equipo porque en las últimas jornadas ni está, ni se le espera. Lejos de mejorar en el día a día, se mantiene en una dinámica decreciente y negativa que pone a Luis César Sampedro en el punto de mira.
Por el momento, el Pucela sigue ausente en cuanto a resultados e identidad. Y en este último aspecto, el Albacete ganó la partida a los de Sampedro en el partido del Carlos Belmonte. Más allá de la gran actuación de Zozulya, los manchegos fueron conocedores de su propuesta, con sus fortalezas y debilidades, mientras que el Real Valladolid fue incapaz.
Tan ausente estuvo el Pucela en el partido que ningún jugador fue capaz de encimar a Chus Herrero, que desde su posición de central avanzó y tuvo todo el tiempo del mundo para pensar qué hacer. Centró el balón al área y Zozulya lo introdujo en la red. La defensa, desconcertada por la incorporación del central contrario. Mal augurio de lo que iba a suceder. Y tan solo se habían jugado veinte minutos.
Esa fue la diferencia entre el Albacete y un equipo ausente. El Alba sabía lo que hacía, mientras que el Pucela se ahogaba en la salida de balón. Una mala cesión atrás de Calero, que pudo ser el 2-0 para el Albacete, demuestra que el Pucela quiere el balón, aunque no sabe cómo jugarlo. Porque a Calero no se le ha olvidado sacar el balón desde atrás, pero la fluidez brilla por su ausencia.
En la parte ofensiva, Óscar Plano y Mata lo intentaron. Sin éxito. El pichichi reclamó penalti de Chus Herrero en una acción que finalizó con disparo peligroso del primero. Tan solo fueron espejismos de combinaciones esporádicas originadas por arreones individuales más que por acciones colectivas.
Nada que ver con el miedo que transmitía Zozulya cada vez que finalizaba los ataques de su equipo. Sin ser el delantero más corpulento de la Liga 1|2|3, el ucraniano lograba ganar numerosas acciones aéreas. Y tras avisar en repetidas ocasiones, llegó su segundo tanto tras un centro de Morillas desde la banda izquierda. Porque el Albacete sí que sabe que por bandas tiene peligro.
El Pucela, más ausente que nunca, vio un fino hilo de luz con la incorporación de Villalibre. En tan solo tres minutos estuvo cerca de ser protagonista absoluto del empate. De sus botas nació el gol blanquivioleta. Corrección. De sus botas y gracias a una carambola desafortunada de dos rechaces consecutivos de defensas albaceteños. Lamentablemente no pudo lograr empatar la contienda, un minuto después, tras un buen centro de Anuar.
El partido, encaminado a la recta final, no siguió el prototipo de colgar balones al área aprovechando la presencia de Mata y Villalibre en la punta del ataque. Toni puso la cordura en el medio del campo, conduciendo y superando líneas, pero fue insuficiente. El plan alternativo del juego directo tampoco sirvió. Mejor dicho, tampoco se utilizó. El único balón colgado al área en el tramo final llegó con el tiempo cumplido.
En la última acción del encuentro llegó el despropósito final. Falta a favor del Real Valladolid señalada con el tiempo cumplido que, por demorarse en el lanzamiento, no se llegó a ejecutar. Los tres puntos se quedaron en el Carlos Belmonte y el Pucela encadenó la tercera derrota consecutiva.
El Real Valladolid sigue ausente y las miradas apuntan al banquillo como método resolutivo de la mala dinámica. En una semana marcada por el lanzamiento de XII Pucela, las cábalas señalan que podría haber otra presentación. ¿Será ese el movimiento que necesita el equipo para volverse a encontrar?