La segunda unidad resultó inofensiva ante un CD Leganés que solo tuvo que esperar y aprovechar los regalos del Real Valladolid

El Real Valladolid fue incapaz de hacer daño al CD Leganés y se negó otra ronda de la Copa del Rey. A sí mismo, sin necesidad de que lo hiciera el conjunto pepinero, porque resultó inofensivo salvo para Becerra en la primera mitad, en la que volvió a regalar varias acciones peligrosas.
Los de Luis César Sampedro volvieron a tener la posesión, por momentos casi en exclusividad, pero tardaron un montón en disparar a puerta; más aún en generar peligro. Así, Gianniotas y sus compañeros no se entendieron , por lo que la voluntad que puso el griego en la primera parte (en la que aun así estuvo intermitente) no valió para nada.
En el área blanquivioleta, en cambio, hubo más de un susto. Un incomprensible fallo de Sulayman dejó el balón franco a Koné a los siete minutos, aunquen el punta africano disparó alto. Unos minutos más tarde Calero tuvo que emplearse a fondo para detener a El Zhar con una buena acción bajo. Y en el segundo error grave, esta vez de Guitián, el balón acabó en córner.
Antes del gol, Becerra fue doble protagonista, primero en un centro manso de Naranjo que iba a sus manos y que se le escurrió hasta casi entrar en su puerta tras colársele entre las piernas, y luego con una gran parada abajo a El Zhar, que evitó que Butarque festejase el primer tanto.
Tardó más de media hora en hacerlo, algo que ya casi es noticia para la afición del Real Valladolid. Después de un centro de Ángel que estuvo cerca de volver a darse de bruces con la fortuna tras un rechazo en un defensa, el colegiado señaló una falta lateral en el minuto 34. El balón voló hacia el área y, en el primer palo, Tito prolongó hacia la red consiguiendo el uno a cero.
No alteró el ánimo, todo siguió igual durante un buen rato, descanso incluido. El Pucela tenía la posesión pero, como otras tantas veces, resultaba inofensivo, sin oportunidad alguna que llevarse a la boca. Mientras, el ‘Lega’, con muy poquito, conseguía encarrilar la eliminatoria al aprovechar una acción que quizá fue el menos regalo de todos, pero que no dejó de ser a pelota parada, suerte en la que Luis César había presumido en la previa de no encajar.
Pablo Hervías fue el primero en obligar a Champagne a lucirse, ya a la hora de juego, con un zambombazo ante el cual el arquero respondió a mano cambiada para despejar a córner. A la postre, a pesar de todos los pesares, el argentino quizá fue el mejor de los suyos, porque evitó la exhibición de su rival más peligroso, Mayoral.
El Pucela jugaba a un paso tan lento que solo le faltaba tener como banda sonora a Julieta Venegas cantando la canción que llevaba el título aquel. Igual de anodino que el tema de la mexicana fue el juego blanquivioleta hasta que entró ‘El Jabalí’, que tuvo varias ocasiones muy claras.
Primero se topó con el palo en un centro-chut potente desde la zona derecha del ataque. Luego la pegó de zurda, flojito, aunque demostrando más ambición que cualquiera de los once que salieron de inicio. Y luego, cuando entró Toni, creció aún más, gracias a que el murciano se convirtió en un socio con ganas de disipar cualquier duda que pueda haber con su presencia en el once. El ahora conocido también como Villa le puso dos buenos balones y tuvo su propia oportunidad, aunque ninguna pudo con Champagne. En Butarque la pelotita también estaba de no querer, y ya se sabe, no es no, en política, fútbol y otros menesteres.
El mejor juego del Real Valladolid se dio en los últimos quince minutos, cuando ya nada había que hacer, porque antes regaló mucho. En los noventa de Zorrilla y en una primera parte en la que los suplentes confirmaron su condición y ni siquiera los pocos potenciales titulares que salieron de inicio se hicieron acreedores del peto para el partido contra el Numancia.
Este será más importante, por ser el siguiente y por ser de liga, donde lo de Luis César se tienen que ganar un sitio entre los mejores. Mejorando obligatoriamente lo presente; lo que han hecho en encuentros precedentes y en el de Copa, en el que todo lo que hicieron hasta que entró un jugador del filial fue insuficiente. Lo que a los demás les debe dar que pensar.