Análisis del próximo rival del Real Valladolid

Y cuando las cosas no van tan bien en Liga, siempre queda refugiarse en la Copa. ¿O no? No es tan sencillo si en el torneo del KO también estás contra las cuerdas. El Real Valladolid afronta este martes el aún más difícil todavía después del 1-2 con el que escapó el Leganés hace unas semanas en Zorrilla y que inclina claramente la balanza hacia el lado madrileño. Por soñar que no quede, pero está claro que la empresa no pinta fácil.
Sí, vale que el Leganés no vive tampoco su mejor momento, pero el cambio de competición cambia también el chip para el entrenador y para la plantilla. Un 0-2 es complicado, pero no imposible. Es momento de intentar dar la vuelta a la situación y de dar un golpe sobre la mesa aunque sea ante un conjunto de Primera División.
Cuesta abajo
Y es que el Leganés cuenta sus últimos partidos todos por derrotas. Cuatro de cuatro, que se dice pronto. Es más, desde el 25 de octubre que blanquivioletas y pepineros se vieron las caras en el feudo vallisoletano, el Lega no ha vuelto a conocer la dulce sensación de victoria. La Copa es precisamente la oportunidad perfecta para lamerse las heridas y para hacer ver a la afición que todo puede volver a su cauce.
Quién lo diría hace no tanto tiempo, cuando se podía decir a los cuatro vientos que el Leganés era el equipo revelación de la categoría. A día de hoy descansa en la undécima posición de la clasificación con diecisiete puntos en trece encuentros, a diez del descenso. Pese a todo, no conviene perder el norte y es bueno recordar que ese era el principal objetivo una vez comenzó la temporada.
Eso sí, el poder vivir de las rentas obtenidas hasta el momento no hace que las cosas estén más tranquilas en Butarque. El buen tramo inicial de temporada permitió guardar reservas para cuando llegaran las vacas flacas y esto permite afrontar la situación con la cabeza fría, sin esa sensación de ahogo que podría provocar el estar en la zona baja, pero lo cierto es que Garitano parece haber entrado en una crisis de orden táctico y el equipo es obvio que no responde.
Hay que decir a favor del conjunto pepinero que estos cuatro partidos han sido el particular Tourmalet que el caprichoso calendario ha decidido que deben pasar todos los equipos de la Liga. Y es que enfrentarse a Sevilla (2-1), Valencia (3-0), Barcelona (0-3) y Celta (1-0) de manera consecutiva no es plato de buen gusto, claro. Conjuntos de la zona noble de la tabla que hacen un poco más comprensibles estos cuatro tropiezos.
Goles y más goles
Sea como sea, lo único claro es que poco queda de aquella defensa portentosa que asombraba con sus números incluso a nivel europeo comparándose con otros grandes equipos como el FC Barcelona. El Leganés ha recibido en estos cuatro choques nueve goles en contra cuando en los nueve anteriores apenas habías encajado tres.
Y teniendo en cuenta que con nueve goles a favor los números ofensivos no son para tirar cohetes, el castillo de naipes termina por caerse sin solución. Además, la curiosa circunstancia de que en Vigo, en el último enfrentamiento, cayeran lesionados tres centrales como Siovas, Muñoz y Mauro Dos Santos no facilita precisamente las cosas.
En todo caso este Leganés es todavía más que capaz de dar un susto a quien se le ponga por delante.
Un habitual 4-2-3-1 con ataques concentrados por bandas a la contra y un doble pivote potente formado por Gabriel Pires y Roberto Pérez para asegurar la contención en el centro del campo. Todo ello unido a una conexión excelente no solo entre los once habituales sino entre toda la plantilla hacen de este Leganés un equipo muy a tener en cuenta. Y esto con apenas cuatro millones de euros de presupuesto.
Solo falta que algunos nombres llamados a ser importantes como Amrabat, Eraso o Beauvue terminen de afinar el punto de mira en ataque. En casa el Lega tampoco termina de despegar con dos victorias, dos empates y dos derrotas en Liga, con lo que el partido de este martes es la oportunidad perfecta para terminar de dar la vuelta a la situación con la afición de su lado.
Curiosidad del rival de esta jornada: Los colores que identifican al Lega, como bien sabe todo aficionado, son el azul y el blanco… pero no siempre ha sido así. Inicialmente el club vestía con colores verdes y blancos. Estas tonalidades se mantuvieron desde su origen hasta su refundación en el año 1946.