Análisis del próximo rival del Real Valladolid

¿Y ahora qué toca, la cara A o la cara B? El Real Valladolid vuelve a emprender viaje lejos de Zorrilla con la gran incógnita, la de si será momento de mostrarse como ese equipo capaz de golear en su estadio o aquel que se aleja hasta Almería y recibe un saco de goles. Bien hay que decir que la situación clasificatoria de ambos conjuntos es muy distinta, demasiado como para pensar que pueda ocurrir algo parecido a lo de Vallecas, pero también es cierto que este Pucela necesita asentarse.
La única realidad es que los de Luis César Sampedro tienen una deuda pendiente con su afición, y eso que ni siquiera se lleva disputado un cuarto de competición. Conseguir llevarse los tres puntos lejos de casa es uno de los ‘debe’ de este Real Valladolid y que, por qué no decirlo, podría conseguirse este mismo domingo.
Ahora o nunca
Desde luego los chicos de Luis Miguel Ramis no están precisamente en el momento más pródigo de la temporada. Tras tres jornadas sin conocer la victoria, y con situaciones tan duras como la del correctivo del Huesca en el estadio de los Juegos Mediterráneos por 0-3 o el 1-0 de hace unos días en casa del Rayo, no están precisamente para tirar cohetes por territorio andaluz. Y la mejor demostración es que el Almería reposa en la decimoquinta posición de la tabla, a tres puntos del descenso.
Desde luego que a la afición, por si fuera poco, no le vale otro año como el anterior. De parte media de la clasificación para abajo todo el rato la temporada fue más bien discreta, siempre más cerca del descenso que de los puestos de play-off. Es decir, bostezos continuos y decepciones a la orden del día. Pero como cada verano, las ilusiones quedaron renovadas y tocaba volver a empezar de nuevo. Por ahora, sobra decirlo, agua.
Bien hay que decir que precisamente en el último encuentro no fue todo tan desastroso, pese a terminar el partido con nueve jugadores tras las expulsiones de Morcillo y Pozo, quienes lógicamente no estarán este domingo. Los almerienses plantaron cara durante gran parte del encuentro, si bien no fue posible encontrar recompensa. Aunque está claro que a este equipo le falta garra, mordiente en ataque.
Y sino que miren los ocho goles en nueve partidos que suma este Almería. Un balance más bien pobre para un conjunto que se había marcado como objetivo, por lo menos, el play-off para esta ocasión. Los nueve en contra, si bien no son tan alarmantes, tampoco hablan demasiado bien del conjunto rojiblanco, con mucho camino por delante todavía.
Jugadores de quilates
No será porque el Almería no tiene una plantilla valiosa entre manos, con jugadores que bien querrían para sí varios equipos de Primera. Nauzet Alemán, Mandi, Fidel, Nano… Pero por ahora Ramis no ha conseguido dar con la tecla del once ideal. También es visible que los jugadores han perdido esa chispa con la que contaban hace tan solo unos partidos, a principio de temporada, cuando se consiguieron los primeros triunfos.
Y lo que es peor, los de Ramis podrían llevar mejor ritmo en casa en cuanto a puntos se refiere. De cuatro partidos disputados, una derrota, un empate y dos victorias. Sí, un siete de doce que supera el aprobado, pero que no compensa el desastre de fuera de casa con solo cuatro de quince posibles. Sin duda, toca mejorar.
Y hablando de mejorar, no le queda otra opción al Almería que sacar algo en condiciones del partido de este domingo, pues poco a poco comienza a meterse en una situación peligrosa que ya hace sudar a su afición.
Curiosidad del rival de esta jornada: ¿Por qué viste el Almería de color rojo y blanco? Según cuentas las leyendas, en el año 1147 el Ejército de Génova, ayudado por la Corona de Aragón, participó en la conquista de la ciudad almeriense. Las tropas llevaban la enseña genovesa, una bandera de fondo blanco con la cruz de San Jorge en rojo. Dicha bandera fue adoptada como propia de la ciudad, por lo que el principal club de fútbol de la ciudad viste con dichos colores.