Análisis del próximo rival del Real Valladolid
Alegría, albricias, jolgorio. Cuando el fútbol quiere, o más bien cuando ganas, este es una fiesta. Y por suerte, el Real Valladolid vive tiempos de vino y rosas a raíz del genial comienzo que están firmando los de Luis César Sampedro en la presente Liga. Efectivamente, todo es más bonito cuando puntúas de tres, y ese es precisamente el próximo objetivo de los blanquivioletas para el choque que tendrán que enfrentar este domingo.
¿Y quién es el rival que estará delante? Pues todo un Rayo Vallecano dispuesto a llevarle la contraria al Pucela, o lo que es lo mismo, dispuesto a llevarse la victoria en un partido que se intuye vibrante, eléctrico, en Vallecas. Es el momento de enganchar una buena racha.
Venido a menos
Bien hay que decir que actualmente los franjirrojos no viven precisamente su mejor momento, ni histórico ni meramente en lo deportivo. Los chicos de Míchel, no el clásico y bien conocido del Real Madrid, sino quien estuvo nada más y nada menos que dieciséis temporadas como jugador del Rayo, se encuentran decimocuartos en la clasificación con nueve puntos en siete jornadas, a tres del descenso y a solo dos del play-off.
Ese es precisamente el objetivo. La renta se ha obtenido a base de dos victorias, tres empates y dos derrotas, rédito insuficiente para auparse a la zona noble de la tabla. Pero la realidad es que los vallecanos, después de una temporada complicada con hasta tres entrenadores en el banquillo, quieren aspirar a más en la presente. Finalmente fue el propio Míchel el que terminó de salvar a un equipo que durante una buena fase del campeonato coqueteó con el descenso a Segunda B.
Por ello este año se ha buscado un cambio de aires con una vuelta de tuerca a la plantilla. Varios pilares esenciales se han mantenido, pero las incorporaciones han llegado con todas las de la ley para, al menos, intentar alcanzar el play-off. Raúl de Tomás, Óscar Trejo, el ‘Chori’ Domínguez… nombres bien conocidos en Segunda División, e incluso Primera, que unidos a los Javi Guerra, Manucho, Roberto Trashorras o Álex Moreno aportan quilates al vestuario vallecano.
Pero la cuestión es que la cosa por ahora no carbura. Un Rayo irregular, tan capaz de imponerse por 2-3 en casa del Oviedo en el estreno liguero como de caer dos partidos consecutivos en casa por 0-3 ante Tenerife y Osasuna no termina de encontrar la tecla del juego y la solidez defensiva. Baste decir que con diez goles encajados en siete partidos el equipo es de los más goleados de la categoría. Por no hablar de la derrota de la semana pasada, por 2-1 en casa del Huesca.
Un último empujón
La intención se intuye, se palpa, pero no termina de materializarse. Quizá el último choque es la mejor muestra de ello. Un Rayo voluntarioso amagó con rascar en El Alcoraz, pero al final fue el Huesca el que puso más empeño y se llevó el gato al agua, en un completo quiero y no puedo de los de Míchel, que se resiste a revolucionar el once. Un clásico 4-2-3-1 con un Raúl de Tomás que parece haberse ganado, por fin, el puesto en punta.
Bien hay que destacar la presencia de canteranos en una plantilla que, a todos ojos, parece más que compensada. Sergio Akieme, Fran Beltrán… Jugadores que poco a poco esperan ir teniendo peso en los esquemas del entrenador y que tanto gustan en Vallecas. Parece cuestión de tiempo que el Rayo espabile y se dispare en la clasificación, al menos si uno se fija en sus mimbres, aunque es demasiado pronto para tirarse a la piscina.
Por ahora el Rayo se está mostrando como un equipo con camino por recorrer, para empezar, en casa. De tres choques ligueros, estos han quedado saldados con una victoria, un empate y una derrota. Y ojo al dato, con cinco goles a favor y seis en contra, lo cual deja muy a las claras que queda por mejorar. Este domingo, más y mejor en Vallecas.
Curiosidad del rival de esta jornada: El actual entrenador vallecano, Míchel, es el máximo goleador histórico del club rayista con nada más y nada que 57 dianas. El interior zurdo pasó hasta dieciséis temporadas en el club franjirrojo, con apenas un año en Almería, otro en Murcia y otro en Málaga como pequeños paréntesis que le separaran del club de sus amores.