Análisis del próximo rival del Real Valladolid

No pares Pucela, no te detengas. Cuando un equipo coge la dinámica positiva, solo queda agarrarse a ella y apearse lo más tarde posible. Muchos meses después el Real Valladolid vuelve a estar en puestos de ascenso directo, algo superficial a estas alturas de temporada pero ilusionante para la afición, qué duda cabe. Y por ello solo queda tirar para adelante y seguir en la ola.
¿Y con quién toca verse las caras en esta ocasión? Pues a pesar de tratarse de un choque lejos de Zorrilla, podría considerarse uno de esos partidos propicios para continuar con la racha. Un Huesca muy dubitativo con más sombras que luces en estas cinco primeras jornadas recibirá al Pucela, con todavía mucho camino por recorrer y puntos que mejorar. Así se las ponían a Felipe II.
Del play-off a la realidad
Efectivamente, la situación de los de un viejo conocido blanquivioleta como es Rubi no es la mejor para haber arrancado la temporada. Una sola victoria, dos empates y dos derrotas le sitúan en la decimosexta posición de la tabla con cinco puntos, a apenas uno del descenso que marca el Zaragoza y a tres del play-off. Es lo que tiene que apenas acabe de alzarse el telón, que las distancias todavía no son muy amplias.
El objetivo de los oscenses para esta temporada está muy claro desde el principio. Asegurar la permanencia cuanto antes, y a partir de ahí a soñar despiertos. Lo primero es lo primero, claro. Bien cerquita, la temporada pasada, está el recuerdo del primer play-off de ascenso a Primera disputado en toda la historia del Huesca. Lástima que el Getafe, quien acabaría abriendo las puertas del cielo, dejase en la cuneta a los blaugranas a las primeras de cambio.
Pero no importa. La afición disfrutó de lo lindo el año pasado y es momento de volver a intentar la gesta. Paso a paso, no se ha arrancado de la mejor manera posible, pero hay mimbres para pensar que no todo tiene que salir mal. Al final, la tercera temporada consecutiva en la categoría de plata supone que la caja va permitiendo ciertos gastos, y para esta ocasión se ha invertido algo más en jugadores de calado y con caché, como Álex Gallar o Jorge Pulido.
Eso sí, por el momento el que mejor servicio está haciendo es el ‘Cucho’ Hernández, joven colombiano de apenas dieciocho años cedido por el América de Cali que ya ha transformado un par de goles en momentos importantes. Complicado parece que pueda terminar la competición con más de una decena… pero quién sabe. Por ahora el mayor goleador es el centrocampista Gonzalo Melero, con tres celebraciones, a quien el Valladolid tendrá que atar bien en corto.
Datos que mejorar
Es evidente que los números de este Huesca de Rubi no son, al menos por el momento, para tirar cohetes. Baste decir que los cinco goles nombrados son los únicos que llevan anotados los de la Cruz de San Jorge en estos cinco partidos, una media de uno por choque que, sin ser preocupante, deja que desear. Precisamente los cinco en contra vienen a ser la mejor noticia al hacer referencia a que la defensa tampoco es un coladero.
En todo caso, en Huesca se ve este partido como una oportunidad de oro para levantarse tras los últimos resultados. La última y única victoria se consiguió el 26 de agosto ante el Lorca (2-0), y desde entonces se ha caído en Copa ante el propio Valladolid (0-2), se han cosechado dos empates ante Osasuna (1-1) y Sevilla Atlético (0-0), y se ha hincado la rodilla este pasado fin de semana ante la Cultural Leonesa (3-2).
Los deberes que se ha marcado Rubi para esta semana han sido mejorar las situaciones a balón parado, de las que su equipo ha salido muy castigado por el momento, y tratar de dar un plus para que la afición al menos pueda tener esa dosis necesaria de tranquilidad en estos primeros partidos. El entrenador gusta de usar una formación 4-2-3-1 que pasa a un 4-1-4-1 a la hora de atacar para sumar hombres en la zona de tres cuartos, con ‘Cucho’ en punta de lanza. Sin duda, un hombre a atar en corto.
Curiosidad del rival de esta jornada: ¿Por qué el nombre de El Alcoraz para el feudo del Huesca? El Estadio recoge su nombre de la batalla de Alcoraz, disputada en 1096, la cual tuvo lugar en las tierras anexas al recinto.