El salmantino encuentra acomodo en su tierra tras ser descartado por el Promesas una vez finalizada su etapa juvenil

No han sido días fáciles para los jugadores que terminaban la etapa juvenil. A pesar de finalizar la temporada de División de Honor en la primera semana de abril, los futbolistas que terminaban etapa y no tenían contrato con la entidad han vivido en incertidumbre hasta la primera semana del mes de julio.
Es el caso de Sergio Rivera. El mediocentro, como Chanza, Bruno o Cisneros, ha vivido semanas de espera en balde puesto que el Real Valladolid le comunicó que no contaba con él para la próxima temporada. De esta manera, finalizó la etapa de Rivera un año después de su llegada procedente de la UD Santa Marta.
El salmantino, que desechó ofertas hasta conocer la intención del Real Valladolid con respecto a su futuro, será profeta en su tierra y podrá competir en la misma categoría que lo hará el Real Valladolid Promesas. Rivera defenderá los colores del Guijuelo y tendrá la oportunidad de demostrar su potencial en su primer año como senior.
A las órdenes del División de Honor, el salmantino desempeñó el papel de medio centro destructor con alta capacidad de sacrificio y también de adaptabilidad, puesto que actuó en el lateral derecho durante las muchas jornadas en las que Aparicio estuvo lesionado.
La competitividad de Rivera es su mejor aval para tratar de acumular experiencia en la categoría de bronce en el club chacinero. Acostumbrado a la exigencia en su paso por la cantera del Málaga, Santa Marta y Real Valladolid, tiene la oportunidad de asentarse en el fútbol semi-profesional.