David Martín, canterano del Real Valladolid y exentrenador del CD Rioseco, coincidió con Luis César en la época en la que el nuevo técnico blanquivioleta colgó los guantes y se puso a entrenar
El de Luis César Sampedro con el fútbol es uno de esos amores que perduran y seguramente perdurarán hasta el final de los tiempos. Antes de que colgara los guantes ya se le notaba preocupado por su formación y enfocado hacia una labor, la de entrenador, que lleva desempeñando desde el verano del 2000 de manera casi ininterrumpida (solo se ha pasado una temporada en blanco). Antes de hacerlo, en el Racing de Ferrol, coincidió con un canterano de su nuevo club, quien también ha sido capaz de entrenar, aunque a un nivel muy distinto.
David Martín debutó en Primera División con el Real Valladolid el once de junio de 1995. Los veinte minutos que le alineó Antonio Santos ante el Athletic Club se quedaron únicamente en eso, ya que el curso siguiente volvió a ser solo parte del Promesas y luego partió camino Soria, última ciudad en la que se instaló antes de la departamental, en la que estuvo dos años y medio. Dos años y medio en los que convivió con el nuevo técnico del Pucela, primero como compañero y luego como jugador a sus órdenes. Fueron solo unos meses, pero tiempo suficiente para valorar al primer Luis César.
«Fuimos compañeros dos años. Era una persona muy introvertida, pero muy buen compañero. Ya se veía que quería ser entrenador; ya se estaba preparando. Era el clásico jugador que al acabar los partidos los analiza. Fue una etapa muy bonita, en la que ascendimos a Segunda. Juntos vivimos momentos muy bonitos«, explica Martín.
En aquel último año, en el que ninguno de los dos tuvo minutos, se dieron distintas anécdotas de autobús. Todas iban en una dirección. «Siempre era de ponerse atrás a leer libros de Ángel Cappa o de fútbol en general. Es un hombre de fútbol, le encanta. Al acabar el partido siempre hacíamos corrillos en los que siempre analizaba al rival. Quizá por su ‘soledad’, los porteros tienen esa cualidad», considera.
A Malata vibró en el 2000 con el ascenso a Segunda División, tras el cual, sin embargo, no se dio continuidad a José Ramón Arteche, con quien se había conseguido ese logro. «Le dieron a él el banquillo y a los doce o trece que seguíamos al principio se nos hizo un poco difícil, supongo que a él también. En un mes pasamos de ser compañeros a que nos diera órdenes, aunque le ayudamos cuanto pudimos. Se adaptó bien y no tuvo ningún tipo de problema», cree David Martín, quien salió en el mercado invernal con dirección al Talavera.
En aquellos primeros meses se le veía «muy metódico en los entrenamientos», en los que trabajaba «todas las situaciones que se pueden dar en un partido». Lógicamente, desde entonces «habrá evolucionado», como el propio Sampedro ha reconocido cuando ha echado la vista atrás en alguna entrevista. Además, ya entonces mantenía su condición analítica. «Analiza bien a los rivales y lee muy bien los partidos», incide su excompañero y exjugador.
En aquellos meses en Ferrol Martín compartió vestuario con Unai Emery o con Aira, actualmente entrenadores profesionales. «Pero no solo con ellos», recuerda. «Emery era otro de los jugadores a los que se le veía que iba a ser entrenador, como a Pablo Villa, que también estaba en aquel equipo y hoy es su ayudante. También se notaban esas inquietudes en gente como Noguerol, que entrena en Albacete».
Distinto a Paco Herrera
David Martín ha sido entrenador del CD Rioseco antes de su descenso a la Primera Provincial, en la Regional Aficionado. Sin embargo, él escogió otro camino, «no el de la incertidumbre del fútbol». Tal es así que aquella experiencia como técnico principal no encontró continuidad por su propia decisión. No obstante, es un elemento muy valorado en su club, en el que ha colaborado con Javier Yepes.
«Yo siempre tuve claro que al terminar mi etapa de futbolista quería estar asentado, y en el fútbol actual es difícil. Este mundillo tiene sus cosas buenas y sus cosas malas», pondera, desde la tranquilidad de quien tomó una decisión convencido. En todo caso, no oculta que vivió «momentos muy bonitos», como los de compartir vivencias con gente como Rubén Baraja, Turiel, Chuchi Macón u otros con los que jugó en el filial del Pucela.
«A la gente del fútbol es lo que nos queda», comenta y sonríe, antes de volver a Luis César. «Yo le comparo un poco con el estilo de entrenadores aquí han triunfado, como Mendilibar o Djukic, a los que les gustaba tener el balón, ir a presionar arriba… Su forma de jugar le va muy bien al Valladolid. Los jugadores tienen que tener claro que van a currar mucho», afirma convencido Martín.
Antes de estar a las órdenes de Sampedro fue dirigido por Paco Herrera, con quien ve claras diferencias. «Paco es muy diferente, muy de comentar cualquier cosa con el jugador; Luis César tiene otro carácter, va de cara, pero mantiene las distancias. Herrera es muy cercano, él es ‘la otra cara’; a algunos les gusta más, a otros les gusta menos», expone sin decantarse.
Sí lo hace cuando se trata de valorar en una sola frase el fichaje de Sampedro por el Real Valladolid: «Está súper preparado y es muy buen entrenador, ha tenido ascensos y está preparado para estas situaciones. Creo que el club ha acertado».
Jesús Domínguez | Raquel Gómez