Cata se marcha después de conseguir estabilizar la situación en las categorías inferiores del club blanquivioleta e incrementar sus posibilidades

Realizar un buen trabajo en las categorías inferiores del Real Valladolid no siempre está recompensado. Es una tarea difícil y que pocas veces obtiene recompensa en forma de promoción. Cata no merecía un final así. Su salida fue poco pronunciada por el hecho de que se barruntaba por la marcha de Braulio y también, por coincidir en el espacio-tiempo con el anuncio de la contratación de Miguel Ángel Gómez como nuevo director deportivo del Real Valladolid.
Cata llegó a Valladolid en las mismas condiciones deportivas en las que encomienda su tarea al sucesor, previsiblemente Ángel Luis Catalina. José Antonio Prieto ‘Cata’ llegó a Valladolid con el ascenso del Promesas a 2ªB y consiguió formar una plantilla por encima de la media con Rubén de la Barrera al mando del equipo. Finalmente, no se logró consolidar en el primer equipo a ninguno de los grandes nombres que formaban parte de esa plantilla, incluido el del propio entrenador gallego, y el proyecto decreció de forma sustacial en la parcela económica.
Así pues, en la segunda temporada del Promesas se realizó una apuesta por el talento de la casa con Toni, Anuar y José como cabezas de cartel. Con manejo efímero de Rubén Albés desde el banquillo, y la arriesgada pero satisfactoria apuesta de Cata por Borja Jiménez a la pizarra, el Promesas logró salvarse con holgura por segundo año consecutivo.
La consagración del Promesas llegó en el tercer año. Con menos nombres, pero más hombres. Hasta tal punto que la maduración de muchos de ellos les permite seguir creciendo en la próxima temporada. El salto de José y Ángel al primer equipo, la explosión de Toni en la Cultural, la oportunidad de Mayoral en Liga 1|2|3, la enésima llamada a la puerta de arriba de Anuar, la recuperación de gente de la casa válida para el primer equipo como Calero, sumada a la consagración de Rubén Albés como técnico fueron los ejes del crecimiento de este Promesas que finalizó la temporada en una meritoria sexta posición.
En un club con déficit presupuestario como el Real Valladolid, solo un plan a largo plazo sacando jugadores de la cantera ayudaría realmente al crecimiento como club. Esta era una apuesta de futuro planteada por la anterior dirección deportiva de no conseguir el ascenso con Paco Herrera. Con la figura de Rubén Albés al frente del primer equipo y la promoción del talento que se ha ganado en el Promesas la oportunidad de tocar primer equipo. Con estos pensamientos rotos, toca sumirse en catarsis de la mano de Catalina.
Brotes verdes
Antes de la llegada de Cata, e incluso en esa primera plantilla que confeccionó para el Promesas de Rubén de la Barrera, había jugadores con proyección y posibilidades de poder dar el salto, pero no un plan de acción para permitir que el primer equipo se nutra de jugadores del filial y categorías inferiores.
Este hecho se fue limando poco a poco hasta el asentamiento de José o Ángel, o la figura de la promoción con Miguel o Aparicio disputando minutos en 2ªB a pesar de su temprana edad. En su periodo de tres temporadas, siete jugadores de la base fueron internacionales vistiendo la camiseta del Real Valladolid: Ayub, Mayoral, Altube, Miguel, Aparicio, Isailovic y Renzo Zambrano, absoluto con Venezuela. Brotes verdes que confirman que en el club hay potencial.
Ensalzar el trabajo de Cata es posible debido a estos factores, a su acercamiento y promoción de jugadores y entrenadores del entorno más inmediato y a sus resultados en forma de clasificación. Quizás el lunar en esta gestión haya podido estar en los equipos que han militado en División de Honor, puesto que tenían potencial para poder estar más arriba en la clasificación y poder aspirar a puestos de Copa del Rey.
Aunque las matemáticas y el buen trabajo no aseguran el acierto en el fútbol –al final todo depende de que la pelotita entre–, la labor de Cata deja un alto listón en una figura que en el Real Valladolid estuvo vacante durante nueve meses, hasta la incorporación de Víctor Fernández en esa tarea en julio de 2013. Tras la consecución del ascenso del Promesas por parte del equipo de trabajo del exfutbolista, se logró estabilizar su situación en la categoría de bronce.
Solo queda que el Promesas y las categorías inferiores del Real Valladolid no continúen siendo un pequeño apartado y se convierta en uno de los factores de crecimiento del club, dado que la economía aprieta. La profesionalidad de Cata no se duda –incluso ha dejado la mayor parte de las plantillas antes de marchar–, y de su trabajo solo el tiempo dirá si su labor fue tan buena como desde fuera parece.