El Real Valladolid suma un nuevo triunfo, elevado por la notable actuación de su máximo goleador

No sin una pizca de sufrimiento, porque el partido frente al Mallorca fue de esos que parece que están ganados hasta que te dan un susto, el Real Valladolid, espoleado por Raúl de Tomás, ha entrado de manera definitiva en su batalla final.
Los blanquivioletas salieron con el mismo once con el que derrotaron al Almería la semana pasada, el mismo once que parece que, salvo lesión, va a prolongarse hasta final de campaña.
En ataque, la línea que más claramente se ha visto beneficiada en las últimas jornadas, estuvo formada de inicio por Espinoza en el extremo derecho, José en el zurdo y Raúl de Tomás, de ‘9’ hiperdinámico: lo mismo juega fijo que retrocede para hacer desmarques de apoyo y ayudar en la salida de pelota.
El encuentro fue, en términos superficiales, equilibrado. El Mallorca de Barjuan salió con la intención de asustar pronto al Pucela: atacó con claridad la banda defendida por Javi Moyano, en la que Angeliño explotaba su velocidad para influir por aquel costado, ayudado por Brandon.
El carrilero bermellón se desempeñó, también, como lateral, ayudando a cerrar los pasillos que podían generarse gracias a la ubicación más abierta de Espinoza.
Las ocasiones más claras, no obstante, cayeron del lado local, lo que refrenda el acierto de mantener el triplete ofensivo en el que, ante todo, está brillando Raúl de Tomás. Con el doblete logrado hoy, siendo el máximo artillero del Real Valladolid, sigue caminando hacia una progresión que podría llevarlo pronto a Primera.
José, también muy activo, gozó de una oportunidad para haber ampliado el resultado en el inicio del segundo acto. De haberlo conseguido, el contexto posterior habría sido diferente al visto: el Mallorca, sin ser mejor que los castellanos, encontró en un entregado y desequilibrante Lago Junior a un factor para meter a su equipo en el partido.
Barjuan también apostó al factor “expucela”, que indica que todos los exfutbolistas blanquivioletas que se enfrentan a los vallisoletanos terminan marcándoles. Así, introdujo a Óscar Díaz por Angeliño, y el delantero lanzó algún aviso a Becerra.
Por su parte, Herrera prefirió sacrificar a un Míchel que no estaba apareciendo tanto como sabe, por Álex López, en un movimiento que buscaba refrescar el centro del campo y evitar que los baleares progresaran por dentro. Acto seguido, el técnico pacense retiró a Espinoza para volver a confiar en Mata, que tendió a jugar por la banda izquierda.
Cuando el encuentro se adentraba en la fase que tanto odia el Valladolid (más bien sus aficionados), de indefinición y cierta sumisión al rival hasta el pitido final, Raúl de Tomás culminó un contragolpe y pareció cerrar el choque. Lekic respondió de cabeza al filo del descuento y obligó al cuadro pucelano a sufrir, como no podía ser de otro modo, hasta el final.
El factor ‘ex’ no se impuso, sino que mandó Raúl de Tomás y un Valladolid que depende de sí mismo para, de una vez, alcanzar el objetivo de la promoción.